Todos los eruditos y seguidores de la Segunda B sabían a lo que se iba a dedicar el UCAM Murcia con el fichaje de José María Salmerón. El almeriense se caracteriza por armar bloques sólidos y rocosos que amarguen la vida al rival. Y es lo que le pasó al Córdoba en el Nuevo Arcángel. Nunca estuvo cómodo y acabaron angustiados debido a la buena basculación de sus once jugadores sobre el terreno de juego.

Generó dudas la pretemporada y se dudó del 'sello Salmerón', ya que no había similitud entre lo que suele trabajar el técnico y el equipo que se veía en defensa. Pero lo cierto es que, dudar de Salmerón -de su estilo más bien- con la trayectoria que tiene en la categoría y lo que ha demostrado, quizá no sea lo más inteligente. Una vez que empezó el curso de forma oficial, con la Copa Federación y los primeros partidos de liga, el equipo ha sufrido un giro de 180º en la parcela defensiva que le ha valido para estar invicto, con cinco victorias y un empate en sus primeros seis encuentros. Ya sí se identifica al UCAM con el famoso su 'sello'. Y solo le ha llevado tres jornadas ligueras. Podrá gustar más o menos, pero con Salmerón en el banquillo sabes que tu equipo siempre va a competir. Pedro Reverte se ha dejado los inventos en el banquillo.

Y es precisamente lo que está haciendo el UCAM Murcia. Manteniendo su esencia, el conjunto universitario está sacando rédito de los puntos débiles de su rival y creciendo desde una gran defensa. Cero goles encajados en tres jornadas contra equipos con mucho potencial ofensivo como el Córdoba o el Sevilla Atlético. Pero no es solo eso, tampoco le generan mucho peligro y tener esa base en esta categoría puede ser diferencial al final de la temporada.

Se enfrentaban los dos equipos más poderosos del subgrupo. Dos estilos muy diferentes los planteados por Juan Sabas y por José María Salmerón. Los cordobesistas han demostrado crecer y ser peligrosos a raíz del dominio con balón. Jugadores tienen para ello y su plan les está dando resultados en estas jornadas. Salmerón ha demostrado que el UCAM Murcia puede ser un equipo camaleónico que puede jugar con y sin balón, alternando varios momentos dentro del mismo partido para exhibir esas dos cualidades. Así lo hicieron en Córdoba, al igual que en Sevilla y frente al Linares. Pero lo cierto es que, sin balón, los azuldorados parecen estar como pez en el agua. Apenas sufren y aprovechan el gran arsenal ofensivo que tienen para dar zarpazos letales a sus rivales. Ante el Córdoba, el UCAM estrenó nuevo esquema en el partido más importante hasta el momento con un 5-4-1, con tres centrales y dos carrileros. Le funcionó bien porque ganó solidez en el medio para minimizar la conexión Javi Flores-Piovaccari y ganar profundidad por las bandas con un muy bien Felipe Chacartegui. El lateral no paró de recorrer la banda y fue de lo mejor de los universitarios. Sigue creciendo el joven gaditano con el paso de los partidos. Apostó también el técnico por Isaac Aketxe en la punta de ataque, pero lo cierto es que el vasco estuvo de incógnito durante todo el encuentro. Un tiro lejano que se marchó por bastante y ya está. Tendrá que seguir remando el ariete para ganarse la confianza del cuerpo técnico.

Por parte del Córdoba, un jugador brilló por encima del resto. Un viejo conocido de la familia del Real Murcia que dejó un gran recuerdo en sus filas, fue un demonio cuando interactuó con la pelota. Parece que no pasa el tiempo para el cordobés -34 años-, ya que pudo romper el encuentro hasta en dos ocasiones. Al final de la primera mitad, después de una gran jugada del 'joven' Piovaccari, Flores pudo hacer el 1-0 pero su disparo se estrelló en la base del palo. Al comienzo de la segunda, volvió a demostrar su gran pierna derecha y a punto estuvo de sorprender a Biel Ribas con un libre directo. Otra vez se estrelló en la madera, por fortuna para el UCAM.

Leyendo esto, podrían pensar que el Córdoba mereció ganar el partido pero no fue así. No fue capaz de generar nada con el balón y los dos palos llegaron tras el único error defensivo de la zaga y a balón parado. Estuvo muy cómodo en defensa el conjunto azuldorado, basculando muy bien de lado a lado y aportando ayudas al compañero. Y ese es el mérito real que comentaba al inicio de la crónica. Salmerón, en tres jornadas, ha conseguido formar un equipo. Y además, uno muy bueno. También es cierto que tiene que pulir detalles en la zona de creación del equipo, ya que le cuesta muchísimo crear ocasiones de peligro. Solamente en la segunda parte ante el Sevilla Atlético pudimos ver esa versión. Ante el Córdoba, las dos de Chacartegui y poco más. No fue capaz, también por el buen trabajo de los locales. Por lo tanto, empate merecido entre los dos titanes del subgrupo, que firmaron el empate varios minutos antes del final del encuentro. Buen futuro para el UCAM Murcia, que ya ha construido los cimientos de su ambicioso proyecto.