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Era difícil de predecir allá por julio o agosto, pero a base de repetir el mismo mensaje preventivo y la imperante necesidad de ir 'partido a partido', de no establecer un objetivo claro para la temporada, el UCAM Murcia ha llegado a lo más alto de la clasificación del Grupo IV de Segunda División B. En la jornada diez.

Es anecdótico y no sirve para nada ser líder a finales de octubre, pero lo inquietante de este UCAM de Munitis llega al analizar el cómo ha sido capaz de alcanzar el primer puesto de la tabla. Pese a la baja por lesión de seis de los puntales de la plantilla, o al menos tal y como estaba estipulado sobre el papel, los universitarios no solo han ido salvando los encuentros, sino que han ganado en siete de las diez primeras jornadas del campeonato jugando bien, cada vez mejor, y dando muestras de evolución constante.

El tema de las lesiones suena tan repetitivo que empieza incluso a perder interés. El club anunció ayer justo antes del partido la baja de Migue García, lateral zurdo titular, que el jueves sufría una rotura de fibras que le mantendrá en el dique seco para las tres o cuatro próximas semanas. Tampoco estaban en la convocatoria Amaya o Collantes por problemas físicos menores, más las sabidas ausencias de Kilian Grant, Luis Fernández o Julen Colinas. Entonces, ¿quién jugó el partido?

A base de jugadores reconvertidos en su posición y especialmente canteranos, el UCAM ha sido capaz de levantar el vuelo y mantenerse desde la jornada dos en los puestos de privilegio. El partido de ayer fue el más y mejor claro ejemplo de que toda la plantilla, incluidos los futbolistas del filial que cada semana entrenan con el primer equipo, creen en la idea de juego de un Munitis que de un modo u otro se ha visto condicionado siempre a la hora de elaborar un once inicial.

La historia cambiará cuando toda la plantilla -o casi toda- esté disponible para el técnico, pero mientras tanto la senda de la victoria está dibujada a partir de un modelo compensado y bien trabajado desde el inicio de la pretemporada. En el choque de ayer, solo en dos fases del encuentro se vio el UCAM algo maniatado, y en ambos casos coincidió con el arranque de cada una de las partes del encuentro.

Jugaron, no obstante, especialmente bien los de Munitis, entendiendo por jugar bien el buen trabajo defensivo; el criterio a la hora de manejar el balón, una faceta en la que destacó su líder en el centro del campo, Toni Arranz; y la presión sobre el rival para recuperar el balón con rapidez, donde todos los jugadores efectuaron una labor trascendental.

El Sevilla Atlético sabía que una de las claves sería contener al UCAM en su campo, queriendo asfixiar la salida limpia desde atrás con un trivote en la medular y con las líneas muy adelantadas. Sin embargo, ensanchando al campo y con mucha movilidad a partir de la línea de medios, los universitarios saltaban la primera línea de presión, e incluso a veces la segunda, apoyándose sobre los costados.

Fue así como liderado por Isi Ros en la banda derecha comenzó a agitar a la zaga sevillista. Pese a que los primeros acercamientos de peligro llegaron por parte del filial hispalense, a partir del cuarto de hora de partido el UCAM se adueñó de la pelota hasta la llegada del descanso.

Supo también encontrar el camino hasta el área por medio del extremo torreño, ya que en las dos primeras ocasiones del UCAM intervino Isi Ros. Entre el '11' universitario y Luis Castillo presionaron para robar la pelota en tres cuartos de campo y dejar la pelota en bandeja para la entrada en el área de Onwu y que éste disparase con todo. Sin embargo, el delantero navarro optó por disparar buscando la colocación, totalmente raso, y sin conseguir ver puerta.

La tendría de nuevo Isi Ros a los 21 minutos de juego, pero, pese a su gran control tras el desplazamiento en largo de Carlos Moreno, la volea con la derecha quedó demasiado centrada para la parada del meta visitante Lucho.

La efectividad en el pase del UCAM, junto a la velocidad dotada a las transiciones rápidas tras recuperación, permitía a los de Munitis tener el partido bien controlado.

Fue así como a la media hora de juego, en una jugada que resumiría bien el juego del primer tiempo, el UCAM rompió la igualada inicial. Combinó sin prisa y de forma precisa en campo rival, y moviendo la pelota desde la izquierda hasta la frontal del área para que llegase a los pies de Britos. El uruguayo pateó con colocación provocando la parada de un Lucho que efectuaría otra segunda parada magistral, esta vez ante Camacho. Sin embargo, a la tercera, y desde el punto de penalti, Luis Castillo no perdonó y finalizó la jugada con el interior de su bota izquierda.

Era un gol justo, y daba la impresión de que podía desatar una vorágine mayor de los universitarios. Los de Munitis siguieron insistiendo por las bandas, pero cuando se empezaba a vaticinar la llegada de otro gol, tocó el descanso.

Al igual que sucediera en Melilla siete días atrás, el UCAM Murcia no salió bien al campo tras la reanudación. El Sevilla se reactivó tras efectuar un doble cambio, y gracias al balón parado esencialmente, encasilló más a los universitarios en su campo.

Germán Parreño, portero del UCAM, se mostró seguro, lo que unido a los centímetros de hombres como Javi Fernández, Onwu, Arranz o Britos en la defensa de esas acciones, permitió a los universitarios completar un trabajo perfecto en esa faceta. En todo caso, a los murcianos se les notaba enteros, aguantando con contundencia, plasmando que no todo es toque y calidad en el fútbol.

A partir del esfuerzo y de las buenas salidas de balón con más espacio, el UCAM mató el partido al contragolpe. De hecho, el segundo tanto llegó de penalti, pero después de que los universitarios se acercasen hasta el área con suficiencia. Arranz colgó desde la derecha tras combinar con Isi Ros, y el central Amo derribó a Onwu de forma incomprensible dentro del área.

Tras un roce entre Isi Ros y Britos para dilucidar quién lanzaría el penalti, el uruguayo materializó la pena máxima y firmó la sentencia con toda la tranquilidad del mundo, asegurando el disparo y engañando al portero. En todo caso, la salida de dos canteranos más al césped, Ismael y Salinas, provocó que el UCAM quisiera engrosar la nómina de goles. Ismael, por partida doble, erró ante Lucho, pero Salinas no falló tras el rechace para firmar la goleada y poner de manifiesto que este UCAM Murcia no es la suma de muchas invididualidades, sino que se ha convertido en un equipo de verdad. Y ahora, lo hace como líder.