A Raúl Martínez -Cartagena, 1982- siempre le atrajo la bicicleta. Desde bien pequeño andaba de un lado a otro con ella, pero nunca pensó que se podría convertir en el elemento por el que su mundo iba a moverse hasta el día de hoy.

Se recuerda siempre pedaleando por la cartagenea Urbanización Mediterráneo. «Vi a unos chavales con bici de trial y me llamó la atención. Un amigo tenía una de estas bicicletas, así que ya no pensé en otra cosa. Me vi con ganas y posibilidades y ya no recuerdo otro momento que haya dejado la bici de lado», relata Raúl.

A sus 36 años y después de 22 subido en una bici de trial, ha conseguido su undécimo título de campeón de España de biketrial, una especialidad quizá no tan conocida pero que puede considerarse como el hermano pequeño de trial que tanta espectacularidad ofrece a los espectadores.

En el trial bici, ahora conocido como biketrial, el deportista se enfrenta ante retos en los que la fuerza, destreza, pulso, equilibrio y habilidad son esenciales para caminar seguro por el laberinto de obstáculos de cada recorrido.

En el caso de Raúl la edad no parece que le haya influido lo más mínimo en sus reflejos o su técnica, porque a pesar de batirse ante rivales mucho más jóvenes que él -incluso podría ser el padre de alguno de ellos por la edad-, el cartagenero conseguía alzarse con el título en la categoría élite este pasado fin de semana.

A pesar de que no ha sido este 2018 uno de sus mejores años, el deportista cartagenero tiene ese gen ganador del que pocos pueden presumir. Él mismo reconoce que no será el mejor en los entrenamientos, pero cuando su olfato huele la competición se despierta esa vena que hace que esté siempre listo para asaltar la primera posición. «He sido muy constante este año y eso me ha llevado a optar al título. Esto borra lo malo que haya pasado esta temporada. Ha sido un buen broche de oro», afirma el propio Raúl.

Su currículum es extenso, tanto como para abarcar desde los catorce años hasta ahora. Cientos de competiciones regionales, nacionales, europeas y mundiales.

En el año 1996 en Alfacar, Granada, obtuvo su primer título, en la edad de cadete. «Quedé enganchado por la competición a los 14 años. No tenía licencia. La saqué para el mismo día» y se trajo para casa el título en el bolsillo.

«Fui a ver a algunos de los grandes pilotos de la época. Sentía admiración por Jesús Hurtado, que era un referente con un estilo espectacular, pero competí y gané».

En la vida hubiera pensado que muy cerca de alcanzar el 2020 iba a estar aún subido en su bicicleta y dando guerra a los más jóvenes. No se plantea otra cosa que no sea competir. Lo tiene claro: mientras se divierta encima de su bici, seguirá luchando por estar entre los campeones.

«Estuve un tiempo estancado tras alcanzar el octavo título nacional», dice Raúl. Transcurría el año 2007 y en los tres siguientes no pasó del subcampeonato. Raúl empezaba a cansarse de acabar siempre en el segundo puesto del cajón. Seguro que por su cabeza pasó en algún momento que su currículum acabaría ahí.

Pero 2015 y 2016 lo lanzaron de nuevo a lo más alto. Llegaron el noveno y el décimo títulos nacionales. «Diez campeonatos de España eran mucho para mi y mi reto personal, porque algunos pilotos estaban en esos números. Pero el undécimo me motiva mucho más, sobre todo porque llega en un momento en el que ni tan siquiera lo esperaba. Ha sido una sorpresa. Además, la disputa por el primer puesto llegó con mucha tensión. Hasta el último momento hubo expectación».

Está entre los mejores, con chavales mucho menores, con más energía y ganas de comerse el mundo, pero el piloto cartagenero no es de los que se rinden con facilidad. «Compito en la categoría élite, aunque podría hacerlo en master-30. Si te ves con nivel puedes hacerlo entre los mejores y eso es lo que decidí yo esta temporada. Hay chavales de todas las edades. En la prueba de este pasado fin de semana era el más veterano de todos los pilotos», añade.

Recalca que lo bueno de este deporte es que si las lesiones te respetan y te gusta la adrenalina de la competición, puedes seguir arriba. «Benito Ros, un año mayor que yo, está metiéndose en finales de la Copa del Mundo. La experiencia es un grado, aunque ves que vienen ´Ferraris´ por detrás», incide Raúl.

El 2016 es un año redondo para él. Raúl gana, por primera vez en su carrera, una de las pruebas del Campeonato del Mundo de Biketrial y se proclama Subcampeón del Mundo en la República Checa. Y suma su décimo título del nacional consiguiendo el Campeonato de España de Biketrial.

No tiene duda de la fecha en la que vio que todo el trabajo de tantos y tantos años merecía la pena. «Fue en la República Checa el 12 de agosto de 2016. Gané la primera prueba del Mundial. Sabía que mis posibilidades estaban ahí. Es uno de los instantes más importantes de mi vida», dice.

Le preguntamos si se ha marcado un momento para dejar la competición, y responde que «me queda cuerda, al menos un par de años más. Luego barajaré las posibilidades. Qué es lo que podemos hacer. Quiero seguir. No he pensado en bajarme. Seguiré entrenando y divirtiéndome. Cuando desaparezca eso, lo pensaré».

Con 36 años hay algo que le sigue llamando para no apartarse. «En 2016 gané una prueba de Mundial y obtuve el subcampeonato del Mundo. Podía haberlo dejado en ese momento», dice Raúl, que tras tantas temporadas en la brecha ha sabido sacarle todo el jugo al deambular por España de campeonato en campeonato. «Ahora aprovecho la competición para viajar con mi pareja y visitar algunos lugares y también, para ver a muchos de los amigos que tengo repartidos tras tantos años disputando torneos».

Mientras tanto, entre turno y turno de su trabajo en Galvame, diversifica sus horas en entrenamientos y escuela. Cuenta con 27 chavales.

«Es una locura verlos aquí con sus bicicletas. Funcionamos muy bien y trabajamos para tener una nueva pista deportiva en el Polígono de los Camachos, con una instalación más grande y mejor», señala el cartagenero, que no deja momento para señalar que los frutos incipientes de su escuela empiezan a dar algunas alegrías. «Tenemos muchos pilotos que copan el podio a nivel regional. En el panorama nacional está Luis Manuel Martínez, ganador el año pasado del Campeonato de España promesa. No tengo ninguna duda de que algún chaval de los que tenemos me superará. Hay mucho talento y mucho piloto para el futuro».

Consciente de las limitaciones de un deporte minoritario como el biketrial, Raúl reconoce que once títulos nacionales deben pesar como carta de presentación, aunque a veces de poco sirvan. «Me gustaría sentirme más reconocido, pero lo importante es sentirse valorado por la gente que me quiere y eso sí que lo tengo».

No obstante, dice que las instituciones -Ayuntamiento de Cartagena y Comunidad Autónoma- le tratan bien y le abren las puertas cada vez que los necesita. «Es un deporte poco reconocido, pero nos buscamos un hueco a través del Club Trialbici Cartagena y la escuela de trial. De esta manera tratamos de hacernos visibles, para poder ir a campeonatos de España. De momento estoy contento».

Eso sí, el presupuesto de toda una temporada es difícil de asumir cuando las subvenciones son tan escasas:«Las competiciones me las pago yo. Esta es mi diversión y me lo costeo prácticamente todo. A día de hoy no hay ayudas suficientes para pagarlo», dice Raúl, que aprovecha para lanzar un mensaje a aquel que quiera escucharlo. «Si hay alguien que quiera apoyar al once veces campeón de España de trialbici o a nuestra escuela lo recibiremos con los brazos abiertos».