ElPozo arrancó el curso 2018-19 con una victoria por 3-5 en la siempre difícil pista del Santa Coloma tras levantarse de la lona y remontar, en dos ocasiones, una desventaja de dos tantos. Era un partido de los de verdad, de aquellos en los que ya se debe vislumbrar y calibrar la mano del nuevo entrenador, y la lectura que arroja el choque es que, para vencer a ElPozo, tendrás que matarlo. No será suficiente con golpearlo hasta la saciedad. Si sigue en pie, ten por seguro que va a responder. Y eso que el viento sopló en su contra durante la mayor parte del encuentro pero, en el tramo final, el cuadro murciano tiró de casta, personalidad y arrojo y volteó una situación muy desfavorable para amarrar el triunfo y volver a Murcia pensando y analizando por qué estuvo contra las cuerdas tanto tiempo.

El pitido inicial daba comienzo, de forma oficial, a la era de Diego Giustozzi. Y lo cierto es que su arranque no pudo ser peor pues se encontró con un gol en contra cuando no se había cumplido el primer minuto del encuentro. El tanto encajado, fruto de un despiste defensivo, no cambió el plan del conjunto murciano, que se apoderó del esférico para buscar cómo hacer año al rival mientras lo movía sobre la pista gracias a una buena circulación del esférico. Los de la capital del Segura lo hacían todo bien hasta que enfilaban los últimos metros, donde parecían diluirse y perder la claridad de ideas con las que iniciaban las jugadas. La entrada en pista de Miguelín, Álex y Marinovic dio impulso a ElPozo pero el Santa Coloma echaba por tierra las acometidas del cuadro murciano gracias a lo bien estructurado que estaba en el plano defensivo. Todo lo contrario que los visitantes, que encajarían el segundo tanto del encuentro tras un nuevo error en ese aspecto.

Giustozzi pidió tiempo muerto para evitar que el horizonte siguiese oscureciéndose y los suyos respondieron poco después con un golazo obra de Marinovic, que escondió el balón con la diestra para soltar un zapatazo con la zurda imparable para el portero local. El gol suponía un respiro, algo de alivio y una pequeña recompensa a las ganas que mostraban sobre el parqué. Pero su rival, mucho más vertical y confiado cuando se adentraba en el terreno contrario, seguía avisando del peligro que tenía con cada jugada que finalizaba. El ritmo deceleró en los últimos compases del primer tiempo ya que, entre faltas y protestas, poco espacio quedó para el fútbol sala. Y los pupilos de Giustozzi enfilaron el túnel de vestuarios sabiendo que iban a tener que aumentar mucho sus prestaciones si querían comenzar la temporada con una victoria.

El segundo acto arrancó cuando ElPozo seguía en vestuarios. En un calco de lo acontecido en la primera parte, el Santa Coloma anotaba un gol cuando no se había cumplido el primer minuto. Otro error defensivo y otro golpe. Un severo castigo para un equipo que, si bien no era el ejemplo de la brillantez, sí ponía fe y empeño para llevarse el choque.

El carácter cambia el encuentro

El carácter cambia el encuentroEl 3-1 sacó del partido a los de Giustozzi, que vivieron sus peores minutos sobre la pista del Pavelló Nou. El cuadro local desplegaba su mejor juego cuando Pito hizo magia y se sacó un taconazo para recortar distancias. El gol, entonces, a quien sacó del choque fue al Santa Coloma. El técnico argentino lo leyó y pidió tiempo muerto para hacer creer a sus pupilos que la remontada era posible. «Cuando cambia la actitud, cambia el partido», dijo Giustozzi. Y los suyos lo interiorizaron. ElPozo se hizo dueño y señor del partido y logró la igualada gracias a un disparo lejano de Miguelín. Aquella aspiración de llevarse los tres puntos, ese sueño que se había alejado durante gran parte del partido, se manifestaba frente al cuadro murciano. Era factible, era real. Podían tocarlo.

Si bien el partido comenzaba de nuevo, los visitantes llevaban ya una velocidad más que su rival. La igualada conseguida lo habían metido de lleno en el partido sacando del mismo, a empujones, al contrario. Y en un saque de esquina Fernando se adelantó a la defensa para hacer el cuarto y poner por primera vez por delante a los suyos, quienes ya no mirarían atrás. Posteriormente, Miguelín haría el quinto y ElPozo, que había estado muy lejos de conseguir el triunfo, lograba certificar la una victoria que se edificó en base a la casta y el orgullo de un equipo que empieza una nueva era.