Diego, a sus cuarenta años recién cumplidos, se declara fan absoluto de River Plate. Lo lleva en la sangre. Su padre, Raúl Giustozzi, fue jugador de fútbol, vistió esa elástica e inculcó el amor por el deporte a su familia. De hecho, su hermana, como también lo fue su madre, es profesora de tenis en Galicia, donde conoció a su marido en la etapa en la que el hoy entrenador de ElPozo jugaba al fútbol sala en Santiago. Es una persona con las ideas muy claras, que se mueve por los retos y que se enorgullece de su origen: «Soy muy argentino y no me arrepiento», dice. Y eso que, curiosamente, este bonaerense de apellido italiano tiene familia española. Concretamente, su abuela materna es de Lorca. Si ha sido el destino el que ha deparado que haya acabado entrenando en Murcia, muy cerca de donde nació su abuela, el tiempo lo dirá.