Domingo de Resurrección. Ambiente en Murcia a Semana Santa y Fiestas de Primavera. Después de la derrota dura ante el Movistar Estudiantes, los jugadores del UCAM Murcia habían hecho su penitencia durante la semana. Con Fotis Katsikaris en el banquillo no valen las bromas. En cualquier caso, el preparador griego no había sido tan duro el domingo pasado como en otras ocasiones. «Accidente» fue el calificativo que empleó para resumir el encuentro de la pasada jornada. Y una herida así solo se cierra dando un repertorio de juego e intensidad. Eso fue lo que ocurrió. Desde el primer segundo se vio a los jugadores locales con los ojos ensangrentados, con ganas de arrollar. Para el Fuenlabrada todo empezó torcido. Hasta Marko Popovic, su jugador con más galones, entró con el pie cambiado al choque cuando los colegiados le obligaron a quitarse una camiseta negra que llevaba debajo de la blanca de su equipo. Después perdió aún más los nervios y terminó necesitando un balón para él solo en medio del tremendo disgusto de su entrenador, Jota Cuspinera, un español que da las instrucciones a sus jugadores en inglés. «Luego se quejan si los cambio cuando fallan» y «¿para qué he dibujado nada en la pizarra si luego hacen lo que quieren?» fueron algunas de las expresiones que se escucharon perfectamente desde las primeras filas de la grada detrás de su banquillo.

Mientras tanto, Campazzo hacía un mate, Tumba ponía un espectacular tapón y la defensa daba alas al ataque del UCAM Murcia. En algunos minutos el juego llegó a ser de dibujos animados, con el equipo murciano haciendo de Correcaminos y el Fuenlabrada de Coyote malvado sin poder atrapar a su presa por muchas trampas que ponía sobre la pista. En realidad, las 'bombas' fueron desactivadas por los locales con esa fe que ha adquirido un equipo que ha pasado de estar coqueteando con el descenso a prácticamente salvado después de una racha de cinco victorias en las últimas siete jornadas. Hay quienes piensan que la mejoría del equipo ha llegado por no tener el doble esfuerzo de disputar entre semana partidos de la Eurocup, no es menos cierto que en ese trayecto la plantilla perdió a un jugador fundamental como Vítor Faverani, que Ovie Soko sigue lesionado y que con Quintana en el banquillo cada jugador hacía la guerra por su cuenta. Todo lo contrario que en la actual etapa, en la que las actuaciones son corales, siempre con un pase extra para buscar al compañero mejor colocado, un hecho que dejó ayer la victoria más amplia de la historia del club en su dilatada trayectoria en Liga ACB. Los 37 puntos de renta que reflejaron el marcador final superan a los 35 logrados en la temporada 2006-2007 en el Palacio frente al Manresa y a los 31 de la 2014-2015 frente al Gipuzkoa. Por ello, todos y cada uno de los jugadores de Fotis Katsikaris salieron de la pista aclamados, desde el primero hasta el último, quedando en los instantes finales la gloria para el yeclano Chumi Ortega, quien anotó una canasta muy celebrada en un Palacio de los Deportes entregado de nuevo a su entrenador, el hombre que no se debió irse el pasado verano pero que ha regresado para celebración de la parroquia.

Por cierto que el Fuenlabrada también dejó una imagen deportiva muy reconocida por el público. Fue a seis minutos del final. Martynas Pocius se llevó un tremendo golpe en la lucha por un rebote con su compañero Daniel Clark y se quedó tendido en el suelo. El juego siguió, pero varios jugadores rivales se percataron de lo que había ocurrido y no dudaron en parar su ataque. Y es que a veces el Coyote no es tan malo como lo pintan.