El Real Murcia apostó fuerte el pasado verano por Rubén Sánchez. Antes del descenso administrativo a Segunda B, la entidad murcianista presentaba al centrocampista albaceteño como un activo de futuro, como un jugador que lucharía por ser la revelación de la Segunda División, categoría que le abría las puertas gracias a José Luis Molina, exdirector deportivo grana.

Era tal la confianza que el extremo, procedente del Zamora, aterrizaba en la capital del Segura con un contrato por tres temporadas y el objetivo de triunfar en el fútbol profesional después muchos altibajos en su carrera. La segunda meta se vino abajo en el momento en el que el Real Murcia fue descendido por la LFP, sin embargo Rubén Sánchez, posiblemente sin una oferta mejor que lo que tenía firmado en Nueva Condomina, decidió continuar y cumplir el compromiso.

Una temporada después, todas las virtudes que recitó José Luis Molina en la presentación del jugador no se han cumplido. El albaceteño no ha marcado diferencias y han sido muchas las jornadas en las que se ha quedado en la grada por decisión técnica. Incluso José Manuel Aira, entrenador del Real Murcia, ha mostrado su disconformidad con la aportación y el comportamiento del jugador en los entrenamientos, donde se ha visto superado por sus compañeros, algunos de ellos como Isi, quien dio el salto del filial para ´robarle´ la titularidad.

Pero a diferencia de otros años, donde los jugadores que llegaban como grandes apuestas se marchaban por la puerta de atrás previo pago de importantes finiquitos, en esta ocasión el Real Murcia, gracias a una cláusula incluida en el contrato del albaceteño, se verá beneficiado y podrá dar un respiro a sus arcas. Y es que la continuidad del conjunto grana en Segunda B después de su temprana eliminación del play off de ascenso a manos del Hércules da validez a uno de los puntos del acuerdo alcanzado entre el club y el jugador el pasado mes de agosto.

En ese requisito se establece que para que se hagan efectivos los dos años restantes de contrato, el Real Murcia tendría que estar en Segunda División. Así, después de que los murcianistas se vieran apeados de su camino hacia el fútbol profesional, los responsables granas ven como el contrato del jugador queda roto, algo que les favorece con vistas a la planificación del próximo curso, y es que tanto si continúa Aira en el banquillo como si no era muy complicado que el club quisiese mantener a un futbolista que lleva toda la temporada sin responder en el terreno de juego.

Esa cláusula, que ya ha beneficiado al conjunto murcianista en otras ocasiones y que suele ser introducida por los propios jugadores para no tener que verse obligados a continuar en una categoría que no les atrae, fue añadida al contrato del albaceteño el pasado mes de agosto nada más producirse el descenso administrativo. Si Rubén Sánchez y el club ya tenían firmado un compromiso en el que también se incluían algunos requisitos para ir cumpliendo lo previsto como partidos jugados, cuando se produjo el desenlace de la caída a Segunda B, ambas partes decidieron volver a redactar algunos términos, incluyéndose que si el Real Murcia no ascendía a la división de plata los otros dos años de relación no tendrían validez.

Una cláusula que en este caso a resultado ser más beneficiosa para el club que para el futbolista, cuyo caché, teniendo en cuenta sus números a lo largo de esta campaña, vuelve a estar muy lejos de la Segunda División, esa categoría para la que, según su gran valedor, José Luis Molina, era «un futbolista de primer nivel». «Tengo mucha confianza en él y espero mucho de él. Es una apuesta, está en su plena madurez y puede dar muy buenas tardes de fútbol en Nueva Condomina», añadía en la presentación del futbolista en el mes de julio del año pasado.

El primero en darse cuenta que el Rubén Sánchez que le habían ´vendido´ no era el mismo jugador que tenía a sus órdenes fue José Manuel Aira. Después de darle múltiples oportunidades en el once titular y de intentar implicarlo en el grupo ante la falta de efectivos en la plantilla, el técnico leonés empezó mandándole un aviso («tenemos que pedirle más de lo que está dando») y acabó desistiendo para buscar otras alternativas. Miguel Albiol, antes de su lesión; Isi, que en la segunda vuelta apareció como un ciclón, e incluso Álvaro Rey, al que se fichó en el mes de abril mirando al play off, le fueron superando en cada convocatoria. Eso no significa que el extremo manchego no haya tenido sus opciones y las haya ido desaprovechando una a una. En total ha disputado 1.770 minutos, siendo titular en 19 de 29 partidos jugados. Pero sus números se acaban ahí, porque en todos esos encuentros solo ha aportado un gol (el que dio la victoria en Valladolid). Además, pese a ser extremo no ha logrado dar ni una sola asistencia a sus compañeros.