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El FC Cartagena afronta hoy la trigésimo tercera jornada de la competición liguera midiendo sus fuerzas al Córdoba B. A falta de seis partidos para acabar la temporada, el conjunto albinegro se está jugando mucho más de lo que podría esperar a comienzos de temporada, la supervivencia deportiva en la categoría. Con tan solo 35 puntos en su casillero, el conjunto entrenado por Manolo Palomeque tiene en este tramo final puestas todas sus esperanzas de seguir vivo, aunque han sido muchos los varapalos, tropiezos, decepciones y desilusiones que se ha llevado la plantilla y, por tanto, la afición esta campaña.

El encuentro de las seis de la tarde en el Nuevo Arcángel es una dura prueba para los albinegros, una final como a ellos les gusta llamarla, porque perder contra el colista supondría un enorme revés en la lucha titánica que mantienen hasta doce equipos para seguir en la categoría de bronce.

El bloque albinegro no es precisamente un dechado de virtudes. En casa había conseguido enlazar varios triunfos consecutivos que se cortaron de raiz, y en el peor momento, el pasado sábado contra el Arroyo. Pero lejos de su campo, el equipo de Palomeque no huele un punto. En la segunda vuelta lo ha perdido todo, a excepción de un empate contra el Marbella. Las estadísticas, desgraciadamente, no son demasiado positivas, aunque, por otro lado, hay que observar que el rival ha ganado un único encuentro de los seis que ha disputado en su campo.

El choque se convierte en uno de los interesantes de la jornada, no por el atractivo futbolístico que podrían desplegar los equipos en liza, sino por lo que ambos se juegan en esta oportunidad. Si bien es cierto que el equipo local viene de ganar a domicilio ante el Lucena, el hecho de estar en el farolillo rojo de la clasificación y ser un equipo inexperto en este tipo de vicisitudes lo puede convertir en un contrincante que acabe descomponiéndose si las cosas no le funcionan como quiere. El FC Cartagena, por su parte, también podría sufrir ese lastre psicológico de los equipos que han sufrido demasiado durante la temporada y a los que un revés les puede pasar factura para el resto del partido. Ya ocurrió el pasado sábado cuando le anotaban el primer gol de penalti contra el Arroyo. Los albinegros no levantaron cabeza y se convertían, por momentos, en un juguete roto.

El entrenador del FC Cartagena no podrá contar para esta semana tampoco con Seba Ribas. El uruguayo sufre una fascitis plantar que le ha hecho estar apartado de los campos de entrenamiento las dos últimas semanas. No ha entrenado, por tanto, con sus compañeros y los fisioterapeutas siguen tratando su dolencia para intentar repescarlo la próxima semana. De esta manera Chus Hevia volverá a ser el único futbolista en el eje del ataque albinegro con olfato goleador. Suma once tantos y ha anotado en las últimas jornadas, lo que le convierte en la gran esperanza de que el Cartagena vea portería en el Nuevo Arcángel.

La otra baja casi segura por lesión es la de Jorge Luque. Tiene un problema de abductores y aunque va convocado, el entrenador informaba ayer que no estará de inicio en el equipo. No está para disputar los 90 minutos y lo más probable es que no intervenga en el choque contra el filial cordobesista.

Por último, el entrenador tampoco puede llevarse al veterano Robusté, que cumplía ciclo de amarillas y se queda en casa. El defensa central no está aportando todo lo que de él se esperaba y tras una sanción de cuatro encuentros, que cumplió recientemente, ahora se encuentra con otro partido sin jugar, lo que supone un problema añadido para Palomeque.

La ausencia de Luque y Robusté serán cubiertas por Segura en el lateral derecho y Arcas en el centro del campo.