Ascendió a Liga Femenina 2 (LF2) con el UCAM Jairis. ¿Cuántas veces lo llevaba intentando?

Era mi quinta fase de ascenso. Jugué la primera con la UCAM, pero después me quise probar y me fui a Orense a jugar, donde lo conseguí.

Un poco lejos se fue.

Sí, me fui a un club muy familiar, muy semejante a lo que tenía aquí, con la gente volcada. Aunque era la oferta más lejana y mi madre ya me decía que Segovia ya le parecía lejos, no lo dudé. Tuvimos la suerte de ascender el primer año y estuve dos temporadas en LF2.

¿Estudiaba y jugaba?

Sí. Y cuando acabé la carrera y tuve la oportunidad de tener aquí un trabajo, tuve que decidir y opté por dejarlo y regresar a casa.

Vamos, pocas chicas de su edad tienen trabajo hoy en día.

Sí, he sido muy afortunada. Cuando se me planteó esa oportunidad, empezaba la época de crisis fuerte, y aunque en Orense estaba en condiciones buenísimas, no dudé en volver.

Cuando habla de condiciones buenísimas, ¿a qué se refiere?

Pues poder estudiar, tener un trabajo complementario, un piso y un dinero para mantenerme. Podía vivir de eso, pero sabía que el baloncesto no me iba a dar para vivir.

¿Le costó trabajo dar el paso de dejar su vida en Orense?

Es cierto que allí estaba en una nube, jugando en la segunda liga de España y disfrutando de un baloncesto que en Murcia no teníamos. Pero era consciente de lo que quería en el futuro, porque en el deporte siempre tienes la incertidumbre de qué ocurrirá si te lesionas.

Ahora mismo lo del deporte está mal, pero para una mujer aún es peor.

La verdad es que se hace bastante cuesta arriba porque las oportunidades son menores. Recuerdo que cuando llegué a trabajar al colegio y dije que entrenaba cuatro días a la semana, se preguntaban para qué.

¿Cuánto ganaba una buena jugadora en su etapa en Orense?

Yo ganaba poco, pero había una o dos americanas que podían llegar a los 2.000 euros, además de piso, dietas... Vamos, algo que hoy en día es una locura.

¿Era buena estudiante?

Bueno, me saqué mi carrera sin dejarme un curso y aunque no es muy difícil, sí que tienes que tener vocación. La cuestión no era el nivel que tuviera, que fuera Michael Jordan o no, sino que sabía que nadie me iba a poder dar tanto como para retirarme.

¿Y qué es más difícil, meter un triple en un final de infarto o ‘domar’ una clase?

Los niños me cuestan muchas veces más que el baloncesto, que me sale un poco más natural. Y los niños hay veces que te plantean retos muchos mayores, aunque el partido del otro día...

Fue épico. ¿Cómo lograron remontar 20 puntos en contra?

Fue por el impulso que nos dio el público, que eran padres y niñas del club, que gritaban ‘sí se puede’, y nosotras nos lo creímos. La clave es que hemos mantenido un estilo de juego desde el principio.

¿La noche de antes vieron la final de la Champions? ¿Les inspiró Sergio Ramos?

Nos pasó igual que al Real Madrid, que teníamos el partido perdido, pero creímos que se podía hacer. Vimos que si ellos habían podido, nosotras también.

¿Y es del Real Madrid?

Sí, soy del Madrid, pero no soy forofa. Como mi primo era del Madrid y mi padre también, no me quise liar mucho e ir a contracorriente.

¿De Cristiano o de Ramos?

Soy más de Sergio Ramos, de producto nacional, un estilo diferente.

¿Al baloncesto le dio también por una tradición familiar?

Fue porque quise. Veía a los amigos jugar y le insistí a mi madre en que quería jugar al baloncesto. Me apuntaron a ballet y tenis, pero con cinco años empecé en la escuela del Capuchinos.

¿Y disfruta entrenando?

Me gusta entrenar, ver el resultado del trabajo, por qué hemos llegado al objetivo. Durante la temporada hemos tenido épocas malas, pero siempre hemos sido fieles y comprometidas.

¿El ascenso de su equipo va a suponer un antes y un después?

Quiero creer que sí, la gente nos dijo que habíamos hecho historia. Somos las primeras que lo hemos conseguido, y quiero creer que va a ser un paso adelante para el baloncesto femenino de la Región.

¿Capitana del equipo por veterana o por liderazgo?

Noelia, que lleva diez años en el club, y yo somos las capitanas. Compartimos la capitanía porque el entrenador, Víctor Verdú, confió en mí desde que llegué, me dijo que me quería en ese papel porque tengo un carácter abierto, capaz de alegrar los entrenamientos. Como me han dejado ser líder en muchos sitios, me veo capaz de tirar del equipo en momentos críticos.

¿Y qué le dijo a sus compañeras cuando perdían por 20 puntos?

Pues las típicas bromas, porque aunque el partido esté serio, yo no paro de gastar bromas. Les dije que si habíamos llegado allí no era para que esas chicas nos ganaran por 20 puntos.

He comprobado que su equipo es muy activo en las redes sociales.

Es que es una forma de comunicarnos, de informar y de darnos a conocer.

¿Y ha ganado muchos seguidores en Twitter con el ascenso?

Unos pocos, sobre todo gente que nos ha visto jugar en Mazarrón o rivales.

Muchas gracias y disfrute el momento.

Muchas gracias a ti.