Tokio y Estambul, junto con Madrid, luchan este sábado por conseguir la sede olímpica que albergará los Juegos Olímpicos de 2020. Uno de los puntos fuertes de Tokio 2020 es que cuenta con una presentación con un proyecto compacto por la cercanía entre la mayoría de sus sedes y, apoyado en la fortaleza de su moneda, el yen, sólido económicamente para afrontar la construcción de las infraestructuras necesarias para los Juegos Olímpicos de dentro de 7 años con la antelación suficiente.

En el informe redactado tras la visita del Comisión de Evaluación a Tokio entre el 4 y 7 de marzo pasados, el COI valoró a la capital nipona como "una ciudad moderna y dinámica" que, al mismo tiempo, "tiene mucho respeto por su historia y su cultura", herramientas para elaborar una candidatura "basada en el centro de la ciudad".

Tokio ha diseñado un proyecto compacto con el 85 por ciento de sus sedes en un radio de ocho kilómetros respecto a la Villa Olímpica, sedes que estarían construidas en mayo 2019 gracias a un fondo de reserva de 4.500 millones de dólares (3.425 millones de euros).

Cuenta con una amplia oferta hotelera de cerca de 150.000 habitaciones y una moderna red de transporte, junto a dos aeropuertos internacionales de gran capacidad.

En cambio, los datos del informe reflejaron que la candidatura asiática se resiente en apoyo popular en comparación con sus competidoras. Así, cuenta con un 70 por ciento en Tokio y 67 por ciento en el resto del país, datos sensiblemente inferiores a los de Estambul (83 y 76) y Madrid (76 y 81). Con el recuerdo aún reciente del tsunami de 2011 y los riesgos de posible contaminación radioactiva, la cercanía de Pekín 2008 y, sobre todo, de los Juegos Olímpicos de invierno en la localidad surcoreana de Pyeongchang en 2018 son sus posibles hándicaps ante los ojos de los votantes del COI.

Estambul

Estambul 2020 se presenta como el puente entre Oriente y Occidente --de ahí su lema 'Bridge Together' ('Tendamos puentes juntos')--, respaldada por una economía en crecimiento y con las ganas más que demostradas de ser ciudad olímpica al ser la actual la quinta candidatura presentada, aunque tiene en su contra las protestas contra el Gobierno, la situación de inestabilidad en Oriente Medio, los casos de dopaje y los problemas del transporte.

El COI resaltó en el informe elaborado tras la visita en marzo de la Comisión de Evaluación tanto el respaldo gubernamental, el amplio apoyo popular y la capacidad de la ciudad para llevar a cabo las infraestructuras necesarias a tiempo para la cita olímpica. Un presupuesto holgado explica la confianza en su solvencia financiera para construir el 70 por ciento de las sedes de competición que restan.

La capital turca presenta un proyecto compacto, con todas las sedes en Estambul, excepto algunos partidos de la fase previa de fútbol, lo que supondría "en tiempos de trayecto muy largos y eventuales dificultades para la familia olímpica".

Según los responsables de Estambul 2020, todas las sedes se encontrarían en un radio de 30 kilómetros respecto a la Villa Olímpica y los deportistas no tardarían más de 35 minutos en acceder a las mismas, una estimación que la Comisión de Evaluación consideró que "puede ser optimista para las sedes más alejadas".

Lo que no tuvo en cuenta el informe del COI fueron los puntos flacos de la candidatura turca, empezando por las protestas contra el Ejecutivo del primer ministro Tayyip Erdogan, ya que tuvieron lugar en mayo, meses después de la visita del Comité Olímpico.

Tampoco ayuda al sueño olímpico turco la situación de inestabilidad en Oriente Medio y la más que inminente entrada de los Estados Unidos en la vecina Siria, a lo que habría que unir los casos de dopaje. Varios deportistas de la Federación Turca de Atletismo se han visto salpicados por el escándalo siendo el más reciente el del doble campeón europeo de los 100 metros Nevin Yanit, sin olvidar la suspensión en el mes de mayo de la que fuera campeona olímpica de los 1.500 metros Asli Cakir Alptekin.