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El músico norteamericano Kevin Johansen.L. O.

Entrevista

Kevin Johansen: "Una buena canción siempre es nueva"

El norteamericano presenta mañana en el Teatro Circo de Murcia su último disco, 'Tú ve' (2022), un álbum de versiones, propias –las menos– y ajenas, que en estudio contaron con las voces de David Byrne, Natalia Lafourcade y Jorge Drexler, entre otros, y que en directo suenan en formato trío

Kevin Johansen es un trotamundos socialmente comprometido. Nacido en Alaska, reside en Argentina tras vivir en Estados Unidos y Uruguay, y, pese a su fama internacional (millones de vistas en YouTube, nominaciones a los Grammy, llenos en sus conciertos), no ha perdido la sencillez. En su álbum más reciente,Tú ve (2022), afronta material diverso –A little respect, de Erasure; El Albertío, de Violeta Parra; Suzanne, de Leonard Cohen; El cielo, de Talking Heads; Oración al tiempo, de Caetano Veloso; 16 tons, de Merle Travis, y Perfect day, de Lou Reed, entre otras–, compartiéndolo con David Byrne, Natalia Lafourcade, Jorge Drexler, Silvia Pérez Cruz o su hija Wiranda. En la intimidad de su casa o en un bar de algún lugar del mundo, se versiona a sí mismo y a otros músicos a los que admira con apasionado desacato.

Ahora, el reputado músico se encuentra inmerso en el Tú ve Tour, con el que llega a España junto a su banda para recrear de escenario en escenario la intimidad de su hogar y los encuentros con amigos en canciones propias y ajenas. Y este jueves lo hará sobre las tablas del Teatro Circo de Murcia, que rozará –o alcanzará– el sold out.

¿Cuál es el espíritu de Tú ve?

Es un disco de versiones, pero creo que habla mucho de mí (más allá de que apenas hay tres canciones propias). Creo que Tú ve habla de las tres batallas que cada uno debemos librar a lo largo de nuestra vida: la primera, la de la infancia, donde quizás las mayores influencias son una madre, un padre (o ambos), la abuela, el abuelo, el tío… Después viene la de la adolescencia, donde uno forja un poco su propia identidad, y, por último, la tercera batalla musical sería la que uno, más grandecito, arma escuchando clásicos o volviendo un poco a las fuentes.

Es tu primer disco de versiones. ¿Por qué ahora?

Creo que era propicio. Estoy en un momento de mi vida un tanto especial, de introspección. Y hacer un disco así es como decir: «Delego el ego».

Al plantearte el disco, ¿pensaste primero en las canciones que te gustan o en los autores? ¿Cuál fue el criterio para elegir el repertorio?

Eran canciones que, por lo general, ya me salían. Algunas no, como 16 tons, que la traduje al español (me parecía que estaba bueno incluir un tema de protesta, y además tenía mucho que ver con mi infancia, con todo esto de los sesenta y los setenta), pero el criterio de base fue escoger temas que ya dominaba.

Para este disco trabajaste por primera vez con Juan Campodónico. ¿Cómo resultó la experiencia?

Fue un placer trabajar con él. Juan maneja a la perfección aquello a lo que yo llamo ‘campo sónico’, y hace que las canciones suenen muy orgánicas, muy naturales. Fue muy fácil y muy bonito compartir este proyecto con él.

¿Resulta más difícil versionar los temas ajenos que los propios?

Creo que uno llega a poder alejarse lo suficiente de sus propios temas como para decir: «Le voy a dar una vuelta de tuerca». Además, en este caso he contado con voces de mujeres maravillosas como Natalia Lafourcade, en Tú ve; Silvia Pérez Cruz, en Desde que te perdí, y mi propia hija, Wiranda, que ha cantado conmigo en Perfect day y la Oración al tiempo de Caetano Veloso.

¿Qué te has encontrado revisitando tus influencias y antiguas canciones?

Que, cantándolas, confirmé que una buena canción siempre es nueva.

Tengo entendido que David Byrne, cuando respondió a la invitación para grabar, mandó una lista de veinte canciones tuyas. ¿No se te ocurrió proponerle hacer un disco juntos?

Por supuesto. Hacer un disco y una peli, y tener hijos… [Risas]. Pero la verdad es que él anda con muchísimas cosas.

¿Cómo evitar caer en caminos antes transitados?

Caer o no en caminos antes transitados es algo que sucede naturalmente, y uno tiene un dejo de repetición y un dejo de ansias de libertad, de liberarse de esa repetición y sorprenderse.

¿Es la idea del disco renovarse mirando al pasado?

El motivo siempre es sorprenderse a uno mismo, tocar un nervio propio para tocar uno ajeno; si no, no pasa nada. Y luego, como decia la canción, «everything old is new again»; creo mucho en eso. Solo hay que fijarse en los autores jóvenes, que cada vez más vuelven al pasado, buscan la música de raíz (de diferentes géneros) y encuentran otra cosa, porque ahí está la responsabilidad de ponerle tu propia impronta.

Tu trayectoria se caracteriza por la mezcla de idiomas, de estilos musicales, de artes... ¿Sientes la fusión como algo natural?

Supongo que sí, por aquello de tener dos culturas (la del norte y el inglés, por haber pasado mi infancia en Estados Unidos, y luego la del sur y el español, por haber vivido buena parte de mi adolescencia y años mozos en Argentina). No obstante, creo que todo está muy ‘emparentado’. No creo tanto en términos como ‘fusión’ y ‘mestizaje’, porque creo que todos provenimos de mezclas. ¿Quién no tiene una tía abuela de algún otro lado, o un abuelo o bisabuelo de otro? Eso está dentro de nosotros. Ya sabemos quién hablaba de la ‘raza pura’...

El humor está muy arraigado en tu obra. ¿La idea es marcar distancia?

El humor, en general, está muy arraigado en nuestra vida. Ya el teatro clásico griego tenía risa y llanto por algún motivo. Pero hay gente que le tiene miedo a utilizar la ironía o el humor (aunque no es mi caso...). Yo creo que, como decía Mark Twain, el problema con el humor es que nadie se lo toma en serio. Los hermanos Marx son muy graciosos, pero también supercríticos, y eso me atrae (y está en el disco). En ese manifiesto del amor que es Tú ve hay momentos en los que me río mucho de mí mismo; también en Desde que te perdí y El Albertío. Bueno, y en 16 tons y Perfect day también hay muchísima ironía. Y surrealismo en El Tungue Lé, cantado junto al Negro Rada (Rubén Rada).

Tú ve, que le da título al disco, adquiere una dimensión distinta gracias a la participación de Natalia Lafourcade, convirtiendo un monólogo en un diálogo. ¿Por qué elegiste esa canción como título del álbum?

La participación de Natalia le da algo diferente, sí. El título también habla un poco quizás de que cada uno tiene sus tiempos, de respetar los espacios y las dinámicas de cada uno en el amor, y las canciones también son un poco así: a veces van, y misteriosamente son apropiadas por otras personas.

¿Qué tiene de especial esta nueva gira después de lo ocurrido estos últimos años con la pandemia?

Esta creo que es de las giras en las que más ciudades he visitado; voy a estar como en ocho en apenas dos semanas. Así que sí, muy feliz de poder recorrer el país de norte y sur después de lo que pasó... Porque en aquellos meses se hablaba mucho de los ‘trabajadores esenciales’, y, en ese sentido, yo creo que los artistas somos ‘trabajadores esenciales’.

¿Cómo se traslada este disco a los directos?

Muy bien a los directos. Llevo un formato trío junto a Pablo Bonilla, que produjo todas las partes rítmicas del disco junto a Campodónico, y también tengo a un joven guitarrista, Paco Leyva, que toca también los teclados. Ambos son multiinstrumentistas y me acompañan muy bien.

Tal y cómo están las cosas en el mundo de la música, ¿confías en el futuro?

Confío en el futuro, porque hay jóvenes con mucha ilusión y haciendo muchos cambios. Así que por qué no. Como decía Murphy, «un pesimista es un optimista con experiencia», así que prefiero ser eso: un optimista con experiencia.

¿Cuál es la base de una buena canción?

Su estructura; sus huesos, su estructura ósea. Es decir, donde puede afirmarse y donde se le puede vestir con diferentes ropas.

¿Qué nuevos proyectos estás preparando?

Estoy preparando un disco de estudio que lleva desde la pandemia dando vueltas. Le estoy dando los últimos retoques a algunos temas y añadiendo otros nuevos. Se llamará, probablemente, Quiero mejor.

Fecha: Mañana, 21.00 horas

Lugar: Teatro Circo, Murcia.

Precio: 24/26/28 euros.

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