El Metro Urban Fest 2022 se celebrará por primera vez en Murcia este sábado. El festival, uno de los muchos low cost que, dirigidos a un público milenial, brotan como setas, ofrece la oportunidad de disfrutar en un solo día de la mejor música urbana de la escena nacional, con voces tan influyentes como la de Ptazeta, Beny Jr, Pole, Ezvit 810, Nikone y Funzo & Baby Loud, los hermanos Gomis, con quienes hemos charlado. El cartel lo cierran los DJ’s de Sala REM, que, además de poner fin al festival en La Fica, se encargarán de la after party que tendrá lugar en la sala.

Convertidos ya en un fenómeno de masas, Funzo & Baby Loud llevan capitaneado la nueva ola del pop español desde sus inicios, y son responsables de algunos de los mayores éxitos de la escena joven nacional de los últimos años: Malibú con piña, Batmovil remix y Joven para siempre, entre otros; hits que les han supuesto varios discos de oro y de platino, y el reconocimiento de decenas de miles de fans que abarrotan todos sus directos. Ahora están presentando su disco Inmortales (2022).

Vuestro esperado álbum, Inmortales, también da nombre a una gira que antes de comenzar ya había vendido 20.000 entradas. ¿Qué tal está marchando? Estáis colgando el ‘sold out’ en todas vuestras fechas.

Funzo: En las de la gira, sí. Fue en febrero, marzo y durante algo de abril, y fue muy bien. Estamos muy contentos. De hecho, nos encantaría poder estar haciendo ya una nueva gira. Sin conciertos, no sé qué voy a hacer estos meses..., estoy muerto del asco.

De momento, habéis sacado un nuevo sencillo, Va a doler, con el que de alguna forma decís: «Aquí seguimos». ¿Cuáles son los planes ahora?

Baby Load: Reactivarse. Entre las giras y algunas cuestiones personales, en los últimos meses habíamos perdido un poco la dinámica esa de ir sacando canciones muy de seguido, cada pocas semanas. Este tema inaugura una nueva etapa.

¿Una nueva etapa de la que también forma parte Pum?

F.: Pum es más bien un capricho que teníamos de cara a los festivales y demás, pero yo creo que la que marca el inicio de esta nueva etapa es Va a doler. Creo que expresa mejor cómo, por dónde y con qué sonido queremos llegar a la gente.

Esta nueva etapa también viene marcada por la vuelta a la independencia –de la mano de vuestro propio sello, Negative cloud– después de haber pasado por una multinacional. ¿Qué pasó? ¿No se portaron bien?

F.: [Risas] Esto es un poco como una pareja tóxica, que cuando te das cuenta de que tienes que terminar luego te cuesta un poco volver a ser lo que tú realmente eras. En ningún momento nos han tratado mal; simplemente no nos hacía bien. Pero no porque ellos fueran malos ni nada, sino porque ese contexto multinacional, tan guionizado, no nos encajaba demasiado. Pero, por lo demás, todo bien. Parece que en una multinacional sean todos como robots sin nombre, pero no, son trabajadores como los que puede haber en cualquier otra empresa, buenas personas. Siempre habrá algún pez gordo por ahí que hay que asesinar, pero el resto son gente normal y corriente. Fuman muchos pitis, eso sí.

Volvamos a Inmortales: os podemos escuchar con registros muy diferentes. ¿Cómo definiríais vosotros ese disco?

F.: Es heterogéneo.

Como Funzo y Baby Loud. ¿De dónde salen esos apodos?

B. L.: Una apuesta, básicamente. Unos amigos nos pagaron en su momento por ponernos esos nombres que eligieron ellos en base a no sé qué.

Lo de ‘inmortal’... ¿en qué sentido? ¿En el de alcanzar la posteridad después del éxito?

B. L.: [Risas] No, es algo más relacionado con Jesucristo y con la palabra de Dios…

F.: No, cállate. Es el crecimiento personal.

Os veo filosóficos.

B. L.: Se refiere a vivir el presente, a ese sentir que en el momento nada puede contigo, y te sientes inmortal.

Ya también vuestro primer EP tenía un título interesante: Joven para siempre. ¿Os da miedo haceros mayores?

B. L.: No, no, qué va. Lo que me da miedo es hacerme mayor sin haberme dado cuenta de que no he vivido el presente. Es la pérdida del tiempo, no su paso, lo que tengo en la mente.

"Escribo los signos de mi generación", cantáis en Joven para siempre. ¿Qué pensáis cuando os dicen que sois los representantes de una generación, abanderados de la nueva ola del pop? ¿Os añade presión?

F.: No nos añade presión porque ni nos lo creemos ni es cierto. Simplemente es una nota de prensa que se hace, pero yo no me siento para nada así. Voz de mi generación… Será para el que me escuche. Alguien que no me escuche y lea en un periódico que somos «la voz de la generación no sé qué», dirá: «Pues vaya pringao». En cambio, para el que me escuche y conecte, sea de la generación que sea, puede ser que sí, que sea una voz importante.

En Inmortales decís: "Celebrar que estamos vivos, aunque sea duro el camino". ¿Habéis tenido que superar muchos obstáculos hasta llegar aquí?

F.: Obstáculos como tal, no. Es algo más personal o mental que situacional. Ya sabes, ansiedades y cosas así, algo que, por desgracia, es cada vez más común entre la gente de nuestra generación. Pero nunca hemos tenido problemas de ámbito económico o de salud o algo por el estilo.

Ya sabréis la leyenda negra que hay en torno a los hermanos en el mundo de la música... Ahí están los Gallagher, por ejemplo. Por cierto, Joven para siempre empieza con una tonada que recuerda mucho a Wonderwall, de Oasis...

F.: No es que te recuerde, es que la copiamos. Es mi banda favorita. Los discos de los noventa me los sé de principio a fin...

Ahora ya ni se hablan, y hasta se han pegado. Luego están los hermanos Davies de los Kinks, los Gemeliers, Estopa...

B. L.: Los Gemeliers serían nuestro referente principal.

F.: Oasis, los Gemeliers y los hermanos Marx.

B. L.: Pero en el fondo somos básicamente Epi y Blas [Risas].

He leído que en una publicación de Instagram, Funzo, comentabas que con la salida del disco habías logrado superar una etapa de pensamientos negativos. ¿Qué pasó?

F.: Simplemente fue una etapa de no querer hacer nada. Solo quería hacer música tecno y hardcore y pasar de todo. Ahora estoy recuperando las ganas otra vez. Es un proceso largo, hay subidas y bajadas, pero ya está todo en su sitio: me he vuelto a Alicante, estoy haciendo un montón de deporte...

B. L.: Patrocinado por Rubifen.

Os habíais marchado a Madrid buscando estar más cerca de la industria, y ahora habéis vuelto a casa.

F.: Sí, queríamos a la industria, y la industria se ha alejado de nosotros.

B. L.: Acercarse a la industria es alejarse de uno mismo, y lo que hay que hacer es evitar caer en ese abismo [Risas].

¿Cómo lleváis lo de ser ricos y famosos y tener haters?

F.: [Risas] A ver, ricos y famosos tampoco... Somos mileuristas apañaos. Sí que es verdad que nos ocultamos bastante… Hay cantantes que son más famosos ellos que su música. A nosotros, por suerte, nos pasa al revés. Hay fans que ni siquiera conocen nuestra cara (algo de lo que me alegro). Yo quiero vivir tranquilo, odio la fama, pero por desgracia es uno de los precios a pagar al dedicarte a la música.

¿A qué aspiráis?

B. L.: A hacer música que nos satisfaga. A crear algo con lo que sentirnos bien con nostros mismos. Esa es la mejor sensación que hay. Y a que la gente se lo siga pasando de lujo en los conciertos.

¿Creéis que el nuevo pop le está quitando protagonismo al reguetón?

F.: No, somos lo mismo.

B. L.: El pop es el reguetón con un antifaz.

F.: Exacto. Al final, lo único que cambia es la distribución de la percusión.