La Opinión de Murcia

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Óbito

Muere Pina Nortes, el pintor de la huerta alegre y los mofletes rojizos

Natural de La Albatalía, está considerado como uno de los grandes costumbristas de la Región, que con frecuencia era protagonista de sus obras, especialmente por medio de la representación de escenas cotidianas y fiestas populares

El pintor murciano Ángel Pina Nortes.

«Jamás he pintado ni pintaré una persona triste ni un paisaje gris. Me interesa captar los momentos alegres que regala la vida». Con esta frase recibía Ángel Pina Nortes a los visitantes de su página web, y la elección de la sentencia no podía ser, desde luego, más adecuada. Porque si por algo pasará a la historia el ya muy añorado artista murciano –fallecido este miércoles a los 89 años– es por su luz pictórica, por sus colores alegres, por retratar siempre a su gente, a su Región, con la mejor de las sonrisas (aunque hoy al mundo del arte le cueste mantenerla...).

Pero es que nadie dijo que vivir fuera fácil; tampoco Pina Nortes (La Albatalía, 1923-2022). «Yo sufrí la guerra con todas sus calamidades y carencias, pero aprendí a enfrentarme a la adversidad con fuerza y afán de superación», decía, y desde muy joven –con apenas 14 años–, encontró entre los pinceles y los lienzos un espacio en el que enfrentarse al mundo con ‘alegría’, una palabra sin la que no se podría hablar de su producción pictórica. Una obra sencilla, ceñida a ese costumbrismo murciano tan propio del siglo XX, pero total y absolutamente personalísima. Quizá fuera por su formación prácticamente autodidacta o por su natural capacidad para mantenerse ajeno a las modas y las tendencias del momento, pero lo cierto es que sus cuadros tienen eso que solo los grandes pintores logran: que son reconocibles.

Ahí están sus retratos de mofletes rojizos, pero también sus luminosas escenas huertanas. En ellas vivió su vida pictórica; también la real. Pues Pina Nortes pintaba lo que conocía, lo que veía con aquella mirada profunda y optimista. Tradiciones, costumbres, fiestas populares... El Bando, la Semana Santa..., aunque siempre con cierto lirismo; o, más bien, con una poética añoranza por ese mundo rural que fue absorbido por el crecimiento urbano. Una pintura que se vio en las mejores galerías de Murcia, y también fuera (Madrid, Barcelona...), pero que en ningún sitio pudo apreciarse como en casa: al fin y al cabo, Ángel siempre habló de su tierra.

También grabador e ilustrador

Y eso que conoció mundo. Porque siendo todavía joven –antes incluso de alcanzar la treintena–, Pina Nortes decide cruzar el charco. Había logrado perfeccionar la técnica del grabado y es contratado en Colombia para enseñar las técnicas de estampación litográfica. También aprovecha su estancia en Cali para seguir pintando –incluso ganándose un sobresueldo como retratista de la burguesía local– e incluso exponiendo; hasta ganó una medalla en la Feria del Azúcar de 1962 con su obra Vendedora de naranjas.

Sin embargo, no demoraría su vuelta y, en 1968, ya en España, contraería matrimonio con Encarna Guerrero Peñalver, con quien tuvo dos hijos (Ángel Luis y Encarna) y vivió durante décadas en el barrio de Santa María de Gracia. Aquí trabajó como ilustrador y litógrafo; también como diseñador gráfico para multitud de editoriales y marcas, e incluso definió la imagen de la etiqueta de un conocido pimentón murciano, tan característico de la ciudad. Pero su pasión seguía siendo la pintura. Por eso siguió trabajando en su obra, exponiendo e, incluso después de jubilarse a los 64 años, siguió acudiendo casi a diario a su pequeño estudio en la Plaza de Santa Isabel para continuar pintando, para seguir cultivando un talento innato para los pinceles y para seguir mirando con alegría. Porque ni en los días más tristes (como este) él hubiera pintado un paisaje gris.

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