La Opinión de Murcia

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Entrevista
Música

Nepal Napalm: "El intelecto está sobredimensionado después de siglos de positivismo"

Tres de los músicos más respetados del underground murciano han unido sus fuerzas para dar vida a un proyecto salvaje, experimental y ruidista, post-industrial, impenetrable, y que esta noche debuta en la Sala Spectrum con apenas dos canciones publicadas. Eso sí, su primer álbum, ‘A hate supreme’, está al caer

Nepal Napalm

Raúl Frutos (Crudo Pimento), Pepelu López (Crudo Pimento, Builtthenburnt) y Alfonso Alfonso (Espiricom, Artificiero) son Nepal Napalm. La unión de estos músicos geniales es una explosión creativa que sondea los estados alterados de conciencia. El proyecto, salvaje, experimental y ruidista, post-industrial, impenetrable, seduce más por lo que oculta, más allá de la música planeadora o del ambient esotérico, y se apoya en el metal (entendido con la mayor amplitud de miras posible).

Aquí se dan la mano Motorhead, Coil, el dub, la salsa brava portorriqueña y el doom portugués descompuesto; música de transformación, casi un ritual sagrado, que se agita en un retorcido universo de metaoscuridad, ruido y poesía. Heterodoxia en estado (im)puro. Aún no han publicado nada; solo hay una maqueta con dos temas que se puede escuchar en su perfil de Bandcamp, aunque ya tienen casi listo un primer álbum lleno de odio y misantropía, apropiadamente titulado A hate supreme, que recuerda a Coltrane. El de esta noche en la sala Spectrum dentro del Microsonidos 2022 será su primer concierto, que promete ser el mejor. A partir de ahí, la decadencia, dicen ellos autoparodiándose.

¿Cómo habéis convergido vosotros tres en Nepal Napalm?

Pepelu López: Raúl y yo llevamos tiempo tocando juntos en diversas cosas, y ambos comentábamos que nos gustaría trabajar con Alfonso algún día. Así que quedamos con él y la cosa fluyó.

¿De dónde viene el nombre? ¿Qué pretende?

Alfonso Alfonso: El nombre es un juego de palabras nada sofisticado que aúna los dos conceptos que en buena medida forman el universo del grupo. ‘Nepal’ hace referencia a nuestro lado más visionario, expansivo y psicodélico. ‘Napalm’ se refiere a la parte más aguerrida y visceral. Espíritu y carne; sustancia y forma. Tesis y antítesis para llegar a la síntesis.

¿Cuál fue el punto de partida? ¿Qué referencias –musicales y no musicales– se manejaron?

P. L.: No se manejaron referencias específicas, pero sí se habló de utilizar el metal como vehículo. Raúl y yo compartimos un gusto por el género, y a Alfonso, aunque le resultaba quizás algo más ajeno, le interesaba mucho.

Ya tenéis grabado el primer álbum, que vais a titular A hate supreme. ¿Qué podéis contar de su contenido, del proceso y del título?

P. L.: Pues que está siendo una pesadilla. Pero una pesadilla de esas que dan gusto. Estamos realizando todo el proceso nosotros mismos, sin agentes externos. Grabamos, mezclamos y masterizamos. Aunque ya está grabado, ahora andamos en la mezcla y esperamos tenerlo listo pronto. El título viene porque Raúl vio cierta semejanza en el tema que le da título con A love supreme, de Coltrane, y de ahí le vino el nombre. Nosotros no vemos claro que el parecido esté ahí, pero el título era demasiado bueno como para no utilizarlo..., y se quedó.

Salvando las distancias, me recordáis aquella familia de dos(tres) que fue Coil. ¿Algo que ver?

A. A.: Alguna influencia hay, ya que yo nunca he negado que son una de mis mayores influencias, y me consta que a mis camaradas también les gustan, pero no es muy evidente. Lo que sí compartimos con ellos es la heterodoxia. Al fin y al cabo, ellos eran un grupo completamente atípico dentro de la electrónica, y nosotros, perteneciendo claramente a lo que puede llamarse ‘cultura rock’ o ‘metalera’, no podemos estar más alejados de lo que el aficionado estándar entiende por esos términos.

¿Hay que pertenecer a la sociedad secreta Nepal Napalm y participar de sus ritos para entender algo?

A. A.: No hay nada que entender, hay que comprender. Entender es una actividad del intelecto, comprender pone además en funcionamiento otros mecanismos como la intuición o la mente inconsciente. Sin desdeñar por supuesto la razón, que en buena medida nos ha liberado de miedos infundados y supersticiones, creo que el intelecto está sobredimensionado después de siglos de positivismo, y que sin el inconsciente, el ser humano –sea lo que sea– está incompleto.

¿Qué podéis contar de Dosis de torso y Por culpa de la energía negativa (esta última, un homenaje a Diego López, el sabio de la montaña azul), que son las dos únicas canciones mostradas hasta la fecha? Por lo escuchado, parecen recrear un ambiente muy apocalíptico, como el que estamos viviendo ahora mismo...

P. L.: Dosis de torso es un tema que salió en el local de ensayo. A pesar de la métrica irregular, salió bastante pronto. Por culpa de la energía negativa, en cambio, se hizo un poco a distancia, dado que por aquel entonces las restricciones nos impedían ensayar en nuestro lugar habitual. Raúl mandó una pista de batería y, muy pronto, a base de añadir cosas Alfonso y yo, el tema estaba terminado.

En vuestras redes sociales he leído la cita «Nor can the dead ever be brought back to life», aquello de si la muerte clínica es reversible. Ozzy Osbourne, Phil Anselmo y Josh Homme han tenido experiencias cercanas a la muerte. ¿Qué estáis tratando de decir? ¿Por qué temáticas os decantáis?

A. A.: Esa cita es parte de un texto que aparece recitado en uno de nuestros temas, A hate supreme. Está extraído de El arte de la guerra, de Sun Tzu, aunque en este caso el texto está manipulado para separarlo de su sentido original. Fuera de contexto, hace referencia a cierta idea de resurrección, que puede tomarse tanto en sentido espiritual como físico. A hate supreme es un tema que rítmicamente remite a ciertas músicas antillanas relacionadas con el vudú, y es aquí donde la frase cobra sentido.

La eterna pregunta: ¿lo vuestro es metal extremo o punk extremo? ¿Hay una tercera vía?

P. L.: Hay una tercera vía, definitivamente. Al final, el proyecto no es únicamente metal; ni siquiera lo definiría así del todo, aunque tenga su peso y su poso.

¿Qué hay de vuestro respectivos proyectos? ¿Nepal Napalm es un stand by?

P. L.: Nuestros proyectos siguen adelante con normalidad. Organizándose adecuadamente el tiempo, se puede (y se debe) hacer.

El de este viernes en la sala Spectrum –al amparo del Microsonidos– será el primer concierto. ¿Qué vamos a ver, oír, sentir?

P. L.: Aplastamiento y algunas otras cosas, pero habrá que acercarse a verlo.

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