Me acaban de confirmar que estoy embarazada. El problema es que, desde hace unos meses, tengo un gato que he adoptado en un albergue. Mis amigas me han recomendado que devuelva al animal, pero a mí me da muchísima pena y solo de pensar en ello me pongo a llorar. ¿Qué debo hacer?

Lo primero es que estés tranquila. Se trata de un tema que muchas personas se plantean cuando tienen un gato y llega un embarazo. Por un lado, está el riesgo de transmisión de la toxoplasmosis del gato y, por otro, el dolor, la ansiedad y el desequilibrio que puede llegar a producir la sola idea de tener que devolverlo a un albergue. Ambas cuestiones son importantes y cuentan en tu salud. Fíjate que también existe riesgo de contagio de la toxoplasmosis por un mal lavado de la fruta o de la verdura que comes y no se prohíbe su ingesta. Eso sí, debes limpiar bien todo lo que comas y, por supuesto, también, los cubiertos y utensilios que uses para cocinarlos. Por cierto, es importante que evites consumir carne poco hecha. En cuanto a tu gato, y para estar más tranquila, llévalo a tu veterinario para que le haga una analítica sanguínea y un muestreo de heces. Además, intenta que no salga de casa y no limpies tú nunca el arenero. Siguiendo esos consejos podrás disfrutar de tu embarazo con normalidad.