Arquitectura de Barrio (AdB) sigue reivindicándose como algo más que un simple estudio de arquitectura. Incluso algo más que un «espacio cultural abierto», como les gusta decir a Enrique de Andrés y Coral Marín, sus artífices. Su pequeña galería –en el número 6 de la calle Julián Calvo– se ha convertido en una referencia para el arte contemporáneo en la ciudad de Murcia gracias a su cuidada y ecléctica programación. Lucas Brox, Tommy Ceballos, Katarzyna Rogowicz, Vicente Martínez Gadea... y, desde hace unos días, Manuel Barnuevo, que hasta el 28 de enero presenta en esta sala de exposiciones sus últimas creaciones: en torno a una veintena de lienzos en los que el catedrático de Artes Plásticas y Diseño vuelve a abrazar un expresionismo abstracto marca de la casa.

El expresionismo más abstracto del pintor Manuel Barnuevo llega a la galería de AdB

La exposición se ha titulado Serendipia, y el también pintor Marcos Salvador Romera –que en esta ocasión ejerce de comisario junto a Pedro Manzano– recuerda los motivos de por qué Barnuevo ha apostado por dicho nombre para la muestra. «Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo acertado e inesperado», apunta el lumbrerense, que advierte al visitante de que, en esta ocasión, exige además «una rápida valoración con respuesta urgente a lo imprevisto. Esto, que ocurre en cualquier realización artística y por lo tanto en cualquier tendencia pictórica –continúa Romera–, resulta esencial cuando hablamos de la abstracción expresionista y en particular de la obra de Barnuevo», que en esta serie muestra su fascinación por el pigmento, por los contrastes tonales, por lo impetuoso en el tratamiento de la materia y el color y por la inclusión de elementos –partes, fragmentos de obras anteriores, desechadas, apartadas…– no previstos.

Y esto es así porque los trazos del murciano son pura emoción, y solo desde ahí se pueden interpretar sus lienzos. Lo ha sido siempre a lo largo de su dilatada trayectoria, pero quizá ahora más que nunca. «La figuración, que en otras piezas aún podía considerarse que constituía un lejano referente, aquí ha quedado reducida a motivos icónicos de imposible identificación, a grafías numéricas y textuales que parecen aportar la parte literaria de la obra, su oculto y enigmático significado… A rastros, manchas y texturas sobre el lienzo, cuyo objetivo, no confesado, sería registrar la huella del artista», señala Manzana en el dossier que han preparado para Serendipia. Es, en esencia –añade el comisario– «una especie de liberación abrumadora de energía que, de forma evidente, se manifiesta en un dinamismo eufórico actuando en la superficie del cuadro».

Barnuevo se mueve en estos cuadros «como si participara de un rito que le fuese propio, dictado para su única comprensión, ajeno a cualquier otro observador externo», exigiendo por tanto la presencia en Arquitectura de Barrio de un visitante activo, dispuesto a dejarse sorprender por ese «hallazgo acertado e inesperado», a repensar y reinterpretar la propuesta del murciano, pero también a disfrutar con Serendipia, porque Barnueve no renuncia al componente lúdico de su obra. «Disfrutemos de esta exposición, de las tentaciones y seducciones que se ofrecen en los lados del camino. Del abierto sendero, aunque nos sintamos incapaces de establecer en él meta o destino. De la serendipia que simboliza los hallazgos fortuitos. De la felicidad que procura un encuentro inesperado. Si, participemos siquiera un instante, del puro gozo con el que el pintor ha realizado estos cuadros», concluye Manzano.

Una de las obras que Manuel Barnueve exhibe

en AdB dentro de la exposición ‘Serendipia’