La Zaranda, una de las compañías más respetadas de nuestro país –no en vano, llevan cuatro décadas sobre los escenarios y han protagonizado estrenos en teatros de París y Nueva York–, llega mañana al Villa de Molina para presentar, en el marco del Festival de Teatro de la localidad, su último montaje, La batalla de los ausentes, una sátira del poder y una reflexión vital que llega a lo más profundo del ser humano (y, por tanto, del espectador que se siente este sábado a partir de las 21.00 horas en el patio de butacas).

La compañía andaluza propone un texto propio, como de costumbre, con autoría de Eusebio Calonge, dirección de Paco de La Zaranda y la actuación de Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez, el núcleo duro de la rama interpretativa de la formación. En esta pieza, los tres, ya viejos, interpretan a soldados que retornan al campo de batalla en el que cayeron derrotados durante la batalla decisiva de una guerra olvidada. «¿Hubiese sido distinto de haber alcanzado la victoria en aquella lejana guerra? ¿Fue aquel combate crucial o queda el decisivo contra la muerte?», se pregunta. En base a estas cuestiones, la laureada compañía traza una sátira que habla de lo que realmente significa el poder y de la fe como acto de resistencia, como salvaguarda desesperada de la vida en el combate final contra la muerte.

Encarnados por los tres actores clásicos de Zaranda, los veteranos son el ejército en desbandada, en guerra contra el mundo, un reflejo de la extraña poética de la caída. «Su lenguaje reconocido es su desarbolada bandera en un mundo en guerra contra el sentido de la existencia. Escaramuzas, deserciones y frentes que se abren en sus propias consciencias. La metáfora de un combate, la belleza de la derrota y el triunfo de los que pese a ella nunca pierden el horizonte», apuntan desde el Villa. Se erigen pues los protagonistas de La batalla de los ausentes como quienes, en un tiempo de pesimismo como el actual, ofrecen un canto de dignidad humana, de esperanza frente a la oscuridad del mundo.

La compañía

La Zaranda cumple cuatro décadas de existencia, tiempo en el que ha reivindicado como sus constantes teatrales el compromiso existencial y el partir de las raíces tradicionales, de forma que revela una simbología universal, de forma que sus trabajos han sido aclamados por medio mundo, en especial en todo el continente americano, pero también por toda España y Europa, incluso en África o en Japón.

Ha consolidado un lenguaje propio y único, que como ellos mismos reflejan, «promueve lo esencial y desecha lo inservible, e intenta siempre evocar a la memoria e invitar a la reflexión», originado de unir las experiencias individuales de sus integrantes en los tiempos de caída de la dictadura y la llegada de la democracia.