Se le podría calificar como ‘El pintor de las ciudades’. Esta pasada primavera expuso en Madrid, en verano ha participado en la feria Affor Dable Art Fair Battersea de Londres y en pocos meses viajarán sus cuadros hasta Nueva York. Es un auténtico ‘tracker’ de los espacios urbanos, a pesar que Pérez García, quien firma sus obras como Toval, también es experto pintor de mares y océanos, de huertas y jardines, de objetos y bodegones, de retratos… y hasta de vírgenes. No existe temática que se le resista.

Se distingue por una meteórica carrera profesional. Es un artista ubicado dentro del realismo suelto y desgarrado, porque consigue captar la pureza de la verdad, observada a través de unos códigos particulares, donde su pincel puede adelantarse a sus pensamientos. Cristóbal Pérez García nació en 1976 en Álora (Málaga), aunque desde hace casi 15 años reside en Murcia. Se ha casado con una guapa murciana, Ana, y su taller de trabajo lo ubicó en la capital del Segura. Ha expuesto sus cuatros, al óleo, en Italia, China, Reino Unido, Francia, Nueva York… y en diferentes museos y galerías de ciudades españolas. Es un creador desbordante, puede trabajar en tres o cuatro proyectos a la vez… y le quedan horas para mimar y pasear a su perrito Dólar. Coincide con el gran pintor Antonio López, con quien ha trabajado en varios de sus talleres, en una rotunda máxima: «No he visto nada más bonito que la inteligencia y la bondad juntos». Pérez García admira al maestro de Tomelloso.

No dispone de mucho tiempo libre, ya que entre pintar cuadros, exposiciones y reuniones, está supervisando su nuevo lugar de trabajo, que ha proyectado el arquitecto muleño, Dictinio de Castillo, con bastantes indicaciones y preferencias de Cristóbal. Después de aplazar en varias ocasiones nuestra cita, decidimos que iba a ser un al mediodía ante una lubina a la plancha con verduras y una ensalada de productos de la huerta murciana. En los postres y cafés llevamos a cabo esta entrevista. Y nos enteramos que recientemente ha pintado a la Virgen de la Cabeza para el Altar Mayor de la parroquia de Álora.

¿Por qué pinta usted desde niño?

No acierto a entender la vida sin poder llegar a pintar. Es mi esencia, es mi oxígeno… son mis alas.

¿Recuerda el primer cuadro que pintó?

Fue una copia de una marina del pintor malagueño Gómez Navas. En aquel momento yo desconocía el diluyente del óleo. Aquella obra pertenecía a un tío paterno que era coleccionista.

¿Cuándo decidió estudiar Bellas Artes? ¿Y por qué?

Por mera casualidad y porque aprobé el examen de acceso a la Facultad de Bellas Artes. Mi familia deseaba que estudiase Arquitectura o Económicas.

¿Se considera más pintor qué escultor?

No. Pintar es un proceso más inmediato para mí. Estudié las dos especialidades, Pintura y Escultura. En la actualidad ejerzo de profesor de Volumen y Proyectos Escultóricos, en la Escuela de Arte de Murcia.

¿Qué es lo que más le sorprendió cuando llegó a Murcia?

La mezcla de arquitecturas eclécticas, y esa magnífica catedral que preside la ciudad. Digna de representarse una obra teatral barroca en todas las fachadas del templo.

¿A qué es debido su excesivo interés por el paisaje urbano, por la metrópolis?

Quizás por mis iniciales estudios técnicos. Mi padre comenzó a estudiar Arquitectura en Sevilla y él me inculcó el interés por los edificios y monumentos de las ciudades.

¿Se atrevería a afirmar que el arte actual está en crisis?

El arte del siglo XXI se encuentra en plena ebullición, debido al gran número de artistas que están en activo y están vendiendo. No debemos olvidar la misión emocional y espiritual que causa el arte. Dijo Antonio López: «Me da igual el motivo, yo quiero que el tema me lo dé la realidad».

¿Se considera un pintor inaccesible económicamente?

No. En absoluto. Mi obra es accesible y fácilmente entendible. Creo que ofrezco una adecuada y extensa tarifa dividida por tamaños, temáticas y preferencias del cliente. Mis clientes se convierten en asiduos.

¿Qué opinión le merece el arte abstracto?

Siempre que ofrezca calidad y argumentos con criterio, el arte abstracto es oportuno y necesario en la sociedad actual en la que vivimos. Lo acepto cuando me emocione y me atraiga por su elevado contenido.

¿De qué exposición guarda mejor recuerdo?

Cuando una galerista me fichó en el transcurso de una beca de Arte en el Palacio de Quintanar, en Segovia, me propuso organizar en Madrid mi primera exposición, yo tenía veinticinco años y fue un éxito.