Lascia ch’io pianga («deja que llore») es un aria compuesta por Georg Friedrich Händel; célebre sin duda, entre lo más conocido del autor, pensada inicialmente como sarabanda, fue transportada al oratorio El triunfo del Tiempo y del Desengaño con un texto alegórico en el que nos exhortaba a disfrutar el momento, «a coger la rosa e ignorar las espinas», para luego aparecer en la ópera Rinaldo, con una escritura diferente, que era un llanto sincero por la libertad perdida en boca de una cautiva, Almirena, hija de Godofredo. El tono melancólico, la impronta de danza, suave como un abrazo, denota, en efecto, su origen de sarabanda. Su fuerza musical soporta perfectamente tanto el texto moral de El Triunfo del Tiempo como el llanto dramático pero digno y contenido de Rinaldo. Armonía, tono y cadencia que permiten contener con la amplitud de la forma tanto el paso de las horas, devastadoras asesinas de rosas y cuantas bellas flores de un día hayan existido, como el dolor por la libertad perdida, por la nobleza humillada y destronada por el despotismo más brutal, cuando Almirena implora con dignidad, que le sea permitido el llanto, igual que en aquellos bellos poemas castellanos que concluían con los versos «salid sin duelo lágrimas corriendo».