De todos los títulos de esta sección, es, posiblemente, el que más ha acusado el paso del tiempo, por lo que difícilmente aguante un análisis presentista. Estamos ante un festival de humor de escaso gusto que ni siquiera se puede considerar transgresor, ni escondía el menor atisbo de sátira, sino sencillamente una sucesión de chistes fáciles en pleno reaganismo. 

La premisa daba para colar todo el machismo, homofobia y racismo que se quisiera: para combatir la escalada de criminalidad, la nueva alcaldesa anuncia cambios en el reclutamiento de policías, sin importar ya el sexo, condiciones físicas o mentales, por lo que se colarán una serie de inadaptados. Steve Guttenberg, estrella que protagonizó alguna que otra película ochentera digna de esta sección (como Cocoon, Cortocircuito o Tres hombres y un bebé), triunfó aquí como el sinvergüenza irresistible de Mahoney, que, además de intentar ligarse al personaje interpretado por Kim Cattrall, liderará una pandilla que incluía a un bruto obsesionado con las armas (Tackleberry), un ventrílocuo bromista (Jones), un grandullón (Hightower), un ‘latin love’ (Martín), un gordinflón (Barbara), un patoso (Fackler) o una timidísima y acomplejada mujer negra (Hooks). Todos ellos deberían vérselas con el teniente Harris y sus lameculos, cuyo objetivo era que desistiesen y abandonasen la academia, aunque serán ellos quienes acabarán sufriendo todas sus trastadas. 

Su éxito fue rotundo y creó escuela, más allá de las secuelas (son siete en total), perfectamente confundibles entre sí, aunque, por culpa de This is us, tengo pendiente revisitar la tercera. Incomoda ahora cuánto nos reíamos con según qué gags, pero la sintonía, de Robert Folk, forma parte de la banda sonora de nuestras vidas. Mención aparte para la exuberante sargento Callahan.

La frase. 

«’¿Estás casado vos?’ ‘Sí’. ‘Es muy hermoso. Para mí el matrimonio es una sagrada institución. Decime, ¿vos y tu mujer lo hacen al estilo perro?’»

Lo mejor y lo peor.

Los sonidos guturales del policía Larvell Jones / Dejó para la posteridad un templo de la homofobia

Sentimiento mayoritario ayer / hoy.

Evasión de la que no hacía prisioneros / Da risa y enfada al mismo tiempo, como los discursos de Ayuso

Exigencia neuronal.

Funciona con otro sistema operativo

Grado de envejecimiento. 

Está ya fuera de contexto y de lugar, como los chistes de Arévalo

Puntuación.

Filmaffinity: 5,8

Rotten Tomatoes (Crítica/público): 55% / 64%

Dónde verla.

Netflix