La gran diva de la música cubana, a punto de cumplir 89 años, inició su última gran gira mundial, Omara es Cuba, en abril, y esta noche visita -de nuevo- Cartagena en la apertura del festival de jazz de la ciudad portuaria antes de recibir el Grammy Latino honorífico en Las Vegas. Estará acompañada sobre el escenario, entre otros, por el pianista cubano Roberto Fonseca, también habitual de los festivales cartageneros.

Omara Portuondo ya actuaba en Tropicana a los 15 años, y formaba parte del histórico Cuarteto D'Aida con su hermana Haydée. Eran los años previos a la revolución castrista, cuando La Habana se encontraba en plena ebullición. Cuando Fidel llegaba al poder en 1959, publicó su debut, Magia negra, donde combinaba música cubana y jazz, con versiones de Duke Ellington. Treinta discos más y colaboraciones que incluyen a Julio Iglesias y Alejandro Sanz la convirtieron en un mito en su país, posición a la que fue catapultada también por el productor Ry Cooder y el director de cine Wim Wenders cuando la llamaron para protagonizar el disco y el documental Buena Vista Social Club. En total, tres premios Grammy, una nominación al Oscar y más de doce millones de copias vendidas, en un éxito sin precedentes que la llevó, incluso, hasta la Casa Blanca.

Mi primer encuentro con Omara fue en un café de la plaza del Mercado de La Unión (vino acompañando a La Vieja Trova Santiaguera). La novia del filin, toda una estrella, llevaba un chándal que le daba un engañoso aspecto de 'venida a menos', y lucía ese peinado imposible consustancial a su imagen. Aquella fue una de las muchas visitas que ha hecho a la Región, donde actuó por vez primera en La Mar de Músicas de 1998, en el Especial Cuba acompañando a Compay Segundo, han sido numerosas sus visitas. Por supuesto, el festival veraniego de la ciudad portuaria ya le rindió hace algunos años su particular homenaje, pero ahora es turno del Jazz Catagena, que la recibe en el que probablemente sea su último concierto por estas tierras como la gran diva que es; estatus que le ha valido incluso para convertirse en la imagen del cartel de esta trigésimo novena edición del festival.

¡No para de viajar y dar conciertos! Inaugura el Cartagena Jazz Festival y, poco después, se marcha a Las Vegas donde recibirá el Grammy Latino honorífico junto a Joan Báez. Recién cumplidos los 89 años, ¿de dónde saca la fortaleza?

Antes de nada, muchas gracias por la entrevista. Sí, me considero una mujer muy afortunada, ya que sigo haciendo lo que más adoro en el mundo, que es cantar. En cuanto a la energía... Mira, soy una mujer muy sencilla: no bebo alcohol, me cuido, hago ejercicios..., pero la música, el cariño del público y de mi familia, es lo que me da toda la energía para seguir cantando y actuando por todo el mundo.

Su más reciente trabajo de estudio, Siempre tu voz (premio especial Cubadisco 2019), es un álbum muy celebrado que rinde homenaje a Benny Moré en su centenario y que comparte con la Orquesta Failde.

Fue muy bello trabajar con la Orquesta Failde. Está formada por jóvenes muy talentosos y llenos de energía. Para mí fue todo un honor recibir la invitación de la Orquesta y la disquera Egrem. ¿Qué mejor que celebrar el centenario del nacimiento de una leyenda de la música que regrabando alguno de sus temas más míticos? Benny Moré es una institución, y sus temas forman parte de nuestra cultura, nuestra forma de vivir y celebrar la vida. La música es el alma del pueblo y Benny Moré es el corazón de Cuba.

Yo la conocí en persona en la plaza del Mercado de La Unión, cuando se unió a La Vieja Trova Santiaguera, que iniciaba una gira en España, pero su redescubrimiento llegó con Buena Vista Social Club . ¿Cómo vivió aquellos días? ¿En qué cambió su vida? ¿Qué significó para su carrera?

¡Qué rico! Aún recuerdo aquella época... Pues el proyecto de Buena Vista fue muy positivo porque llevó la música cubana a todos los rincones del mundo. A mí me invitaron como única voz femenina para compartir grabaciones con amigos y conocidos. Yo ya tenía mi carrera y recorrido, pero obviamente el fenómeno Buena Vista fue algo que nos tomó a todos por sorpresa, y por supuesto nos trajo muchas vivencias y sonrisas.

Hablando del Buena Vista Social Club, ¿qué memorias conserva de Compay Segundo? ¿Qué clase de personaje era? Usted vino con él a Cartagena, La Mar de Músicas, por primera vez...

Era un hombre sencillo. Lo conocí hace muchos años... Teníamos muy buena relación de trabajo, pero también en el plano personal; nos hacíamos chistes mutuamente. Le recuerdo como un hombre divertido.

Desde aquella primera vez en Cartagena ha venido en repetidas ocasiones, ha recibido el Premio del festival... Paquito Martín, director de La Mar, nos dejó. ¿Cantará para él aunque ya no esté entre nosotros?

¡Por supuesto! Le debo mucho a La Mar de Músicas y en especial a Paco. Tengo muy buenos recuerdos, especialmente de la última vez que estuve por aquí, cuando recibí junto a mi nieta el premio del festival. Los quiero mucho, y por supuesto que guardaré un recuerdo a su figura. Por ello estoy enormemente feliz de que su equipo haya querido incluir mi concierto ahora.

A lo largo de su carrera ha conocido a gente sobresaliente, como Edith Piaf, Nat King Cole... ¿Alguna anécdota que le haya marcado?

Son muchas las anécdotas, tantas que me darían para un libro [Risas]. A ver... Tengo recuerdos cuando junto al cuarteto las d'Aida. Le hacíamos los coros a Nat King Cole, un hombre sumamente sencillo y bueno. Aunque también recuerdo el trato que en su momento tenía la gente de color en según qué lugares de Cuba...

Usted cantó en la Casa Blanca para el Presidente Obama. ¿Qué le supuso esa experiencia?

Pues, como puede imaginarse, estábamos todos muy nerviosos... Fuimos los primeros artistas cubanos en ser invitados a cantar en directo para el presidente. Lo recuerdo con cariño, ya que tuvimos la oportunidad de hablar brevemente con él y el vicepresidente Biden, y el trato fue muy cordial. Recuerdo que nos dijo que había comprado nuestro disco en 1998 y que le gustaba nuestra música. Todos sentíamos mucha gratitud, ya que era de cierta forma una manera de representar nuestra música en la Casa Blanca.

Ahora prepara El último beso , donde recoge lo mejor de su obra musical. ¿Qué diría que es lo mejor de su obra? ¿Cuál es la canción que más le gusta interpretar y por qué?

Esta gira es mi forma de celebrar la música y agradecer tantos años de cariño. Con ella quiero reencontrarme con mi público y agradecerles uno a uno ese cariño. Está siendo una gira realmente bella, con muchas salas llenas. Además, estoy acompañada por grandes músicos, como el pianista Roberto Fonseca. Respecto a las canciones, es difícil decir cuál es la que más me gusta; todas tienen un significado especial y único. Evidentemente, el público siempre celebra el tema Veinte años, y le digo que me cuesta pensar en cuántas veces la habré cantado ya...

¿Y con qué actitud sale al escenario a los 88 años?

¡Con nervios, sí! Aún hoy día siento un gusanito en el estómago antes de entrar al escenario. Le tengo mucho respeto al público, y quiero darles lo mejor de mí siempre.

Me tomo el derecho de parafrasear una canción que usted canta maravillosamente: ¿qué le queda por vivir?

¡Muchas cosas! Tengo un disco de camino, muchos proyectos y colaboraciones. Quiero seguir disfrutando de la música y del cariño del público, de mi nieta y de mi querido hijo. Sigo lo que usted empezó: «Lo que me queda por vivir será en sonrisas». Muchas gracias por su entrevista y su tiempo. Espero verles en Cartagena.