Quizá el segundo elepé de Salto, Far from the echoes (2017), haya sido uno de los más esperados de la escena independiente nacional de los últimos años. Si con el primero, conocido como 'el del gallo', ópera prima sensacional, dejó a todo el mundo con la boca abierta al invocar a grandes clásicos de la música como Neil Young, The Beatles o Bob Dylan, en este segundo continúa por esa misma línea de aparente sencillez, pero ofreciendo unas canciones enormes, para degustar lentamente, con un halo de ensoñación. Germán Salto ha demostrado osadía, y un talento que va más allá de quedar encorsetado en una etiqueta.

Un piloto de aviones convertido en músico revelación. ¿Es lo que se dice 'dar un salto' o ser un músico de 'altos vuelos'?

Supongo que las dos cosas. O ninguna. No sé bien qué contestar.

¿Quién está detrás de Salto?

Un melómano que ha descubierto que hacer sus propias composiciones puede ser tan divertido como disfrutar las de los demás.

Con tu álbum debut conseguiste colarte entre los mejores discos del año en numerosas revistas especializadas. ¿Qué dicen bueno que te llame la atención?

Me gusta que se destaque el nivel de las composiciones. Hay grupos sin canciones que tocan muy bien y sus discos suenan tremendos, y yo espero no estar nunca en ese saco. Para mí, lo más importante son las canciones. Hace poco alguien me dijo: «Oye, tu disco está genial, qué bien suena», a lo que yo le respondí: «Pero, entonces..., ¿te ha gustado o no?». También me gusta cuando hablan de las letras de mis canciones, pues sospecho que al cantar en inglés muy poca gente se molesta en escucharlas.

Dicen que eres capaz de algo tan increíblemente complicado como combinar y destilar en un disco, o incluso en una sola canción, las mejores enseñanzas de los Beatles, Neil Young y los Allman Brothers. ¿Qué opinas?

Que es un piropazo, la verdad, pues son todos grupos que me encantan. A veces buscar similitudes con otros artistas facilita mucho la explicación de lo que estás escuchando o viendo; creo que lo hacemos todos. Y si yo le recordé a esos grupos, es una muy buena noticia. Alguna vez incluso me ha pasado que me han comparado con un artista al que no conocía y me ha acabado encantando.

¿Eres de los que se han alimentado y crecido con Dylan?

Sin duda es el artista que más ha llegado a obsesionarme. Tengo en casa, entre bootlegs y oficiales, más de cien discos suyos, y eso a un 'dylanita' de pro le parecería poco. Es un universo tan grande el de Dylan que, si te da por profundizar, casi no tienes tiempo de escuchar a otros artistas. Tengo también seis o siete biografías, cuando a día de hoy pienso que con una -en este caso, la de Howard Sounes- me hubiera valido.

En octubre publicaste Far from the echoes acompañado por Ramiro Nieto y Martí Perarnau, estirando tu propio horizonte. ¿Qué sensaciones te deja este disco?

Rams y Martí ya lo estiraron en el primer disco. Son básicos en el sonido de Salto. Y, aunque seguro que algún día me apetecerá probar a grabar con otro productor, siempre volveré a ellos. Con Far from the echoes creo que conseguimos el reto de mantener o superar el nivel de las canciones del primer disco, pero haciendo algo más redondo, especial y personal.

Habrá personas que escuchen el disco y digan: Salto es un sobresaliente ejercicio de estilo. Variado, eso sí. ¿Qué opinas al respecto? ¿Son canciones de varias épocas distintas de tu vida?

Yo no creo que Salto sea un ejercicio de estilo en absoluto, aunque te agradezco lo de sobresaliente. Por poner un ejemplo, antes hablabas de los Allman Brothers, y ninguna canción mía encajaría en una recopilación de rock sureño. Yo reconozco su influencia en mis canciones en cuanto a detalles, como que me encanta armonizar guitarras, o porque a veces me gusta irme por las ramas en una improvisación instrumental. Las canciones del primer disco son de distintas épocas, pero las del segundo están todas compuestas en 2016.

¿Puede la presión condicionar tu creatividad?

Creo que puede destrozarla del todo, si no la sabes gestionar bien. Yo he tenido momentos de mucho bloqueo, aunque siempre los he superado. Por suerte en Salto la presión es siempre interna. Igual si fuéramos más exitosos eso cambiaría, quién sabe.

Muchas de las letras del primer disco las compusiste volando. ¿También las de éste? ¿De qué habla Far from the echoes ? ¿Alguna idea conceptual?

Volando no, pero sí que hay letras escritas en un buen número de ciudades y países distintos. Sí que hay una línea conceptual; no clara, pero eso también es buscado, pues son letras bastante íntimas.

¿Quién es Walter Freeman? ¿Qué te inspiró esa canción?

Era un médico estadounidense, pionero en la práctica de la lobotomía. Hizo más de 2.000, creo recordar, y su procedimiento consistía en practicarla con un picahielos a través de la cuenca del ojo, ya fueras depresivo, esquizofrénico o hasta homosexual. Daba igual. Para colmo, mató a unos cuantos pacientes hasta que le quitaron la licencia. Es, sin duda, una de mis mejores letras, convirtiendo algo tan espantoso en algo medio cómico.

Generalmente suele haber un proceso de maduración del artista. ¿Cómo valoras tú esa evolución en tu caso?

Todavía me veo muy joven como artista, aún aprendiendo. Pero sí me veo exigente y, si del primer al segundo disco ha habido mucha evolución, creo que aún me queda mucha transformación y crecimiento. No me apetece hacer un disco como ninguno de los anteriores. Ya veremos qué sale.

¿Crees que has llegado a un punto en el que ya has encontrado tu sonido?

No. Muchos músicos de los que tocan o han tocado conmigo lo ven más claro que yo. Les enseño una canción nueva y me dicen que «es muy Salto», lo cual me hace ilusión. Pero yo aún necesito un poco más de tiempo para hacer mi disco favorito de Salto.

La sensación que deja la escucha de tus discos es que defendéis el rock más clásico. ¿Hay una especie de nostalgia en vuestra forma de entender la música?

Quiero creer que no. Escucho mucha música actual, y creo que es bueno formar parte de tu generación y de tu época. No descarto meter elementos, digamos, de electrónica en mi música. Eso sí, para ello he de estar convencido de que es lo que la canción necesita, de que tiene sentido y de que estoy a la altura. Ahora estoy en otro lugar, pero, como ya he dicho, me gusta evolucionar de un disco a otro.

¿Hay de algún modo un relevo generacional que vuelva a las raíces del rock y del que vosotros mismos seríais partícipes?

Yo creo que no, que nuestra burbuja del rock es muy pequeña. Me temo que la corriente musical va ahora por otro lado. Y digo que me temo porque a mí personalmente me gusta mucho el rock, no porque yo sea quién para decir qué música ha de escuchar cada uno; lo que quiero decir es que no creo que estemos viviendo una vuelta a las raíces del rock, más bien lo contrario. Si bajo ahora a la calle y le pregunto a 50 personas por los Small Faces o los Kinks, ¿cuántas crees que sabrían decirme quiénes son? Si la gente no escucha a los Kinks, ¡¿cómo van a escuchar a Salto?! Tampoco creo que haya que ser pesimista, claro que hay grupos ahora como Morgan, Los Estanques, Ángel Stanich o Egon Soda que están haciendo tremendamente bien las cosas. Y me honra poder formar parte de su escena.