Aunque pensaba que iba a entrar en «una jungla» donde todo iban a ser «zancadillas», José Joaquín Bermúdez está feliz con «la acogida enorme» que ha tenido su primera novela, El último de Cuba, publicada por la editorial madrileña La Huerta Grande. Tras su presentación en Madrid y en Murcia, el autor hablará hoy del libro en la recién inaugurada librería La Montaña Mágica de Cartagena, acompañado por Cristina López Barrio.

José Joaquín Bermúdez (Cartagena, 1963) se doctoró en Ciencias Químicas en la UMU y ha publicado numerosos artículos en revistas internacionales de investigación, dentro del ámbito de la biotecnología. Tras una carrera dirigida a la industria y la docencia, fue tras abandonar esta profesión cuando comenzó, en 2010, a escribir El último de Cuba. «Hay muchos referentes de científicos que tenían una pluma magnífica, como Ramón y Cajal o Marañón», dice el ahora escritor, quien cita a lo largo de la conversación sus numerosos referentes literarios. «Además -añade-, al escribir artículos científicos aprendí a hacerlo con precisión y economía de medios, lo que creo que es importante también en la literatura, hacerlo con un criterio de objetividad». Porque para Bermúdez, «el autor que se respalda en la verdad objetiva tiene mucho ganado; creo que el viejo arquetipo del escritor ante el folio en blanco ha pasado a la historia».

Al definir El último de Cuba, el escritor cartagenero hace referencia al conocido como género 'faction', que mezcla ficción y realidad. «No es una novela histórica, porque no he desarrollado un hecho de la historia añadiendo una saga romántica y política», explica. La novela está protagonizada por Rafael Sánchez, un funcionario a quien le encargan escribir la biografía de monseñor Santander, el último obispo de La Habana antes de la derrota de España y la pérdida de Cuba. «Es un falsificador quien escribe la biografía, lo que me permite 'lavarme las manos' y adjudicarle algunos desvaríos», adelanta el escritor, quien en los capítulos impares desarrolla la historia de Rafael Sánchez, «un ser ambiguo que falsifica hasta su propia vida», mientras que en los pares relata la biografía del sacerdote.

Y ambas historias se mueven entre «crímenes, espías, intrigas políticas y hasta aparecen personajes reales como Hemingway o Pío Baroja; hay que darle 'agarraderos' al lector a través de cosas verosímiles», explica Bermúdez, quien ha incluido al final de la novela sugerencias de lecturas de los grandes autores que tanto han influido en él y a los que va haciendo referencia a lo largo de la novela.

Como narrador, deja Bermúdez que sea el lector «el que juzgue» los actos de sus protagonistas. «Como decía Orson Welles, hay que darle a los personajes la posibilidad de defensa», dice, y añade: «Yo creo en la bondad del ser humano, creo en la bondad de la vida, porque la alternativa no es muy halagüeña».

Como dice en el prólogo el periodista Fernando Martínez Laínez, Bermúdez contribuye con esta obra a paliar la carencia de novelas dedicadas a un periodo tan importante de la historia de España como fue la pérdida de Cuba. El autor considera que quizá no se ha escrito mucho acerca de esta época «por la importancia del hecho en sí». «La generación del 98 -aclara- tenía detrás el desastre, fue tan doloroso que no se atrevían a reflejarlo como tal, sí les influyó, pero hubo poco desarrollo».

Tras la acogida de El último de Cuba, el autor trabaja ya en una segunda parte que continuará en 1957, pero «será una historia opuesta». «Si esta iba más enfocada hacia la luz, en la segunda parte hurgo en la oscuridad de Rafael Sánchez, buceando en las profundidades de este personaje; también aparecerá su hija ilegítima envuelta en una maldad casi heredada», adelanta Bermúdez sobre su próxima obra, en la que pretende seguir la misma línea de su concepción literaria. «Es malo andar con la mentira por delante; como 'primerizo' no debería polemizar, pero sí considero que hay un sesgo en la narrativa española que no conecta la vida personal con la que se cuenta en la obra y eso lleva a la mala literatura», concluye el escritor.