Con 84 años recién cumplidos y más de cien millones de discos vendidos en una dilatada carrera a la que no se ve fin, Aznavour ha llegado a Barcelona para presentar su último libro de relatos, "Mon père, ce géant", aún sin edición española.

Aznavour, nacido en Francia en el seno de una familia emigrante armenia con el nombre de Varenagh Aznaourian, ha llegado también a España con un "disco invisible" bajo el brazo, su nuevo trabajo, "Tú pintas mi vida", "primero en el que canto totalmente en castellano".

En ese disco Aznavour canta doce temas grabados en Cuba, que van desde el swing al tango, algunos de ellos inéditos extraídos de su último álbum francés, "Colore ma vie".

También ha incluido, explica, algunas canciones clásicas de su repertorio, que vienen a resumir sus más de sesenta años dedicados a la canción.

"Fado", "El tiempo sin querer pasó", "Viajar y viajar", "Es", "Cuando me amas", "Huérfano de ti" y "Dime que me amas" son algunos de esos clásicos interpretados por vez primera en castellano.

Deja a productores la posibilidad de promocionar este último disco en una gira española, si bien declara: "si me proponen que cante en España, diré que sí".

Los 160 esbozos de canciones que ya tiene preparados para nutrir próximos discos, que, al igual que sus libros, no revela a nadie, "ni a mi esposa", dan fe de vida del estado de forma excelente en que se encuentra el cantante.

Y para hacer músculo, en la actualidad está escribiendo un musical, "pensado para ser teatralizado y cantado, que se nutre de fragmentos de biografías de cantantes que he conocido en mi vida".

De su reciente éxito en Chile prefiere no hablar por pudor y al hilo de esta circunstancia anota con humor: "En francés no hay rima con la palabra 'Triomphe' -triunfo en castellano-".

En la conversación con la prensa, el último gran 'crooner' de la chanson no ha podido evitar lanzar una crítica a la participación francesa en el último festival de Eurovision, en el que "Armenia fue 4ª y Francia, 18ª".

La participación francesa, con Sébastien Tellier cantando en inglés, no suscita la mejor crítica de Aznavour: "No se puede ir a Eurovision cantando en un idioma que no es el nuestro, no lo sabemos escribir y encima lo cantamos mal".

El libro, convertido en best seller en Francia y traducido al inglés, alemán o italiano, pero extrañamente sin editor en España, reúne un conjunto de relatos, "nada autobiográficos", atravesados por temas como la religión, el antisemitismo o la estupidez humana.

Sin ocultar un punto de vanidad educada, Aznavour confiesa su amor por la escritura y a continuación recuerda que "la literatura, la pintura y la escultura son los tres únicos oficios que llegan a la posteridad".

En el único momento en el que se altera durante el acto es cuando es preguntado por la situación del mercado del disco y las nuevas tecnologías.

Entonces, arremete con fiereza contra "los funcionarios de Bruselas, pagados por todos, que deciden sobre el pescado, el trigo y las canciones" y pide, sin ocultar su enfado, que dejen de causar problemas y se marchen a sus casas.

Aznavour descarta volver al cine a no ser que le propongan la película de su vida y, de hecho, desde hace tres años rechaza todos los guiones que le envían. "Antes de irme fuera de casa durante dos meses, prefiero estar con mi familia", ha asegurado.