Hasta ahora, la legislación escocesa perseguía solamente a quienes ejercían la prostitución callejera y no se fijaba para nada en quienes solicitaban sus servicios.

Según el ministro escocés de Justicia, citado hoy por la BBC, Kenny MacAskill, la nueva ley, aprobada por el Parlamento de Edimburgo el pasado febrero, tipifica como delito el hecho de solicitar servicios sexuales.

El Gobierno escocés negocia también con el de Londres la posibilidad de quitar el carné de conducir en el futuro a las personas sorprendidas durante ese tipo de prácticas.

MacAskill dijo que la nueva legislación muestra que el Partido Nacional Escocés, que gobierna esa autonomía, no hace la vista gorda ante la gente que sostiene y alimenta "un comercio explotador".

Según McAskill, la ley que entró hoy en vigor corrige "la injusticia legal según la cual únicamente se perseguía a quienes se prostituyen, pero no a quienes solicitan sus servicios".

"Quienes dejan la comodidad de sus hogares para explotar a mujeres vulnerables tendrán que hacer frente a todo el peso de la ley", afirmó.

Con la nueva legislación se ha abolido además una zona de tolerancia en la ciudad escocesa de Aberdeen, informaron fuentes de la policía.

Según esas fuentes, funcionarios de la policía patrullarán desde ahora la zona y detendrán a cualquier vehículo o a los individuos que, en su opinión, se encuentren allí con el único objetivo de solicitar los servicios de una prostituta".

La policía tomará los datos personales de esas personas y en una primera fase las informará de lo que dice la nueva legislación aunque en algunos casos puede llevarlos ante el fiscal.

Para Jan MacLeod, del grupo "Women's Support Project" (Proyecto de Apoyo a la Mujer), se trata de la primera ley escocesa que persigue a los hombres que compran los servicios sexuales, práctica que "está en la raíz misma de la prostitución".