"Claro que sigo escribiendo, ochenta años no son nada. No se van a deshacer de mí tan rápido", dijo Grass recientemente al ser interrogado acerca de si estaba trabajando en un proyecto.

Grass, como muchos otros escritores, no quiso hablar del proyecto en que trabaja y sólo reveló en su momento que se trata de una obra en prosa, tras su último libro de poemas "Dummer August", en el que ajustó cuentas con los críticos que arremetieron contra él tras sus memorias "Pelando la cebolla".

En todo caso, la editorial Steidl acaba de publicar una edición de las Obras Completas de Grass (nacido en Danzig, ahora Gdansk, el 16 de octubre de 1927) en un estuche en el que dejó un espacio para el libro o los libros que están por venir.

"Ahora, mi principal objetivo es sobrevivir a las celebraciones de mi cumpleaños, pero luego me concentraré en llenar el espacio que me ha dejado Gerhard Steidl en el estuche", dijo Grass, el día de la presentación de las Obras Completas, en presencia de su editor.

"Mi idea es seguir fastidiando por un tiempo y, cuando ya no haya remedio, haré que mi esquela no aparezca en el Frankfurter Allgemeine sino en el Frankfurter Rundschau", agregó con el acostumbrado tono provocador que ha atravesado cinco décadas de apariciones públicas.

El Frankfurter Allgemeine fue el diario que levantó la polémica sobre su pertenencia a las SS al final de la guerra, aún antes de que apareciesen las memorias, y, según Grass, hizo que la discusión en Alemania en un primer momento se diese al margen del libro y pasando por encima de esto.

Esto ha creado una pelea que puede durar infinitamente ya que Grass no olvida, como se ve en el hecho de que desde hace tres décadas se niega a darle declaraciones al diario "Bild" y a los otros medios del grupo Springer debido a la campaña que hicieron en su momento contra el escritor Heinrich Böll.

Grass no olvida, no sólo en lo que se refiere a sus peleas personales sino también en lo referente a la historia de Alemania, y vive también invitando permanentemente a los otros a no olvidar.

Sus novelas más importantes, desde "El tambor de hojalata" hasta "A paso de cangrejo", pasando por "Años de perro" y "Es cuento largo" son, al menos parcialmente recuperaciones de la historia de Alemania desde diversas perspectivas.

El día de la presentación de las Obras Completas un periodista alemán le reprochó su permanente ocupación con el pasado y le preguntó si no pensaba escribir algún libro sobre un tema de actualidad.

Grass respondió el reproche afirmando que todos sus libros han sido escritos desde la perspectiva del presente, pese a que en algunos casos se ocupen del pasado alemán.

"El tambor de hojalata" es "un libro de los años cincuenta y 'Años de perro' es un libro de los años sesenta aunque hablen del pasado", dijo Grass.

En otra ocasión, tras enterarse de que se le había concedido el Príncipe de Asturias de las Letras (1999), el escritor, que es plenamente consciente del valor de su obra, sostuvo que la buena recepción que había tenido su literatura era que había logrado producir una novela típica de cada década.

Así, según Grass, "El rodaballo" -con el planteamiento del problema del hambre- habría sido una novela típica de los setenta, "La ratesa" -con su trasfondo ecológico- una novela típica de los ochenta y "Es cuento largo" -centrada en la reunificación alemana- una obra típica de los noventa.

Después vendrían "A paso de cangrejo", novela breve en que rompió un tabú de la izquierda ocupándose del sufrimiento alemán en la guerra y desatándole la lengua a muchos que hasta ese momento habían guardado silencio, y "Pelando la cebolla", con todas las polémicas paralelas.

Al lado de esa literatura en prosa, Grass ha estado cultivando permanentemente la poesía, un genero que para él personalmente tiene dentro de su obra la misma importancia que sus novelas aunque no sea percibido así por los críticos.

En todo caso, lo que vendrá será prosa. Algunos esperan una continuación de "Pelando la cebolla", que se cerraba con la publicación de "El tambor de hojalata" a finales de los años cincuenta, aunque Grass lo niega.

Cuando se le pregunta por sus maestros literarios, Grass suele citar a Alfred Döblin y a Grimmelshausen.