El Papa se dirigió especialmente a los jóvenes, que llenaban la plaza, ya que la celebración del Domingo de Ramos coincide, por expreso deseo de Juan Pablo II, con la Jornada Mundial de la Juventud.

Benedicto XVI dijo que la procesión de las Palmas es una representación simbólica de "seguir a Cristo" y explicó cómo los discípulos dejaron sus trabajos, sus labores y toda su vida para seguir a Jesús.

Este ejemplo sirvió al Papa para instar a los jóvenes a "no considerar la realización de si mismo la razón principal de la vida" y, por tanto, no ver como el objetivo final de la vida "la utilidad del dinero, la carrera y el éxito", sino "reconocer como criterios auténticos la verdad y el amor".

"Se trata de elegir entre vivir sólo para mi mismo o donarme a los demás, que es lo más grande", sintetizó.

El Pontífice explicó también que la procesión de las Palmas significaba para el pueblo de Israel "una subida interior" y un camino hacia Dios y añadió que sólo podrán alcanzar a Cristo, "aquellos que tienen manos inocentes y corazón puro".

"Manos inocentes son las que no se han manchado con la corrupción y un corazón puro es que no se mancha con la mentira y la hipocresía, que es limpio como el agua del manantial y no conoce los dobles sentidos", dijo.

Los consejos a los jóvenes continuaron al decirles que el corazón puro es también el que "no se aturde con la embriaguez del placer, un corazón donde el amor es verdad y no sólo la pasión de un momento".

El Papa pidió a los jóvenes también que piensen por si mismos y que no se dejen "llevar de un sitio a otro" o se conformen "con lo que otros dicen o hacen".

La ceremonia de hoy, que marca el inicio de la Semana Santa, comenzó con la Procesión, que recorrió la plaza de San Pedro adornada con palmas y ramas de olivo traídos especialmente de la región sureña italiana de la Apulia.

Terminada la misa, el Papa volvió al palacio Apostólico y por sorpresa se asomó a la ventana de su habitación para volver a saludar y bendecir a los fieles que aún llenaban la plaza.

Durante los mensajes finales en varios idiomas, el Papa recordó a las decenas de miles de jóvenes que hoy acudieron a San Pedro, que la Jornada Mundial de la Juventud de este año tiene como lema "Que os améis unos a otros como yo os he amado" y les animó a no tener miedo a seguir "fielmente" a Cristo.

Muchos de estos jóvenes, junto a otros procedentes de varias partes del mundo, también participarán mañana en las dos ceremonias que recordarán a Juan Pablo II, en el día que se conmemora los dos años de su muerte.

En la catedral de Roma, San Juan de Letrán, se celebrará la ceremonia que concluye la fase diocesana del proceso de beatificación de Juan Pablo II.

Mientras que por la tarde, el papa Benedicto XVI celebrará en la Basílica de San Pedro la misa de sufragio para recordar la muerte de Juan Pablo II.