En los cursos de verano de El Escorial, el responsable de embarazos de alto riego de este centro clínico, Angel Aguarón, añadió que del 65% de los niños que nacen entre las 27 y 28 semanas y que logra sobrevivir, un 7% sufre parálisis cerebral, el 23% presenta algún tipo de daño de carácter moderado y el 70% de carácter leve.

Precisó que cada vez sobreviven más niños prematuros, pero con problemas de salud como ceguera, parálisis cerebral, hemorragias cerebrales y problemas respiratorios.

La preocupación por el futuro de estos niños, el coste familiar, social y económico -solo el gasto sanitario por niño durante sus dos /tres primeros meses de vida es de 150.000 euros- han llevado a este doctor y al Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Complutense, José Antonio Clavero, a organizar un curso para dar a conocer el problema y analizar sus causas y consecuencias.

Según Clavero esta cifra es equivalente a un trasplante de hígado o de pulmón.

De acuerdo con sus estudios, uno de cada diez niños que nacen en España es prematuro, y el 26% se produce en mujeres sometidas a técnicas de fecundación in vitro, que tienen partos gemelares, y el otro 23% en inmigrantes.

El embarazo, explicó Clavero es un enorme esfuerzo, y las mujeres solo están preparadas para tener un niño en cada parto, y en las mujeres sometidas a reproducción asistida, el riesgo se asocia a partos gemelares.

En cuanto a las inmigrantes, este especialista indicó que aunque tienen una buena salud "aparente", sus condiciones socio-culturales y la falta de costumbre de asistir a los controles sanitarios de rutina en un embarazo, hacen imposible detectar a tiempo y prevenir la hipertensión o la diabetes, que son también causa de parto prematuro.

Este incremento del número de casos de niños prematuros, que en los últimos diez años se ha duplicado aunque, no obstante, España se sitúa en la media de los países del entorno europeo, se mantendrá en los próximo años, aunque acompañada de una disminución de la mortalidad.

En la actualidad, la mortalidad en los llamados grandes prematuros, de 1.000 gramos o menos, ronda el 34%.

Por todo ello, los especialistas apostaron por aumentar la prevención en el parto a las mujeres de riesgo, concienciándolas de la necesidad de someterse a una vigilancia más estrecha.

También abogaron por garantizar una atención de calidad al niño durante su crecimiento, para que pueda tener acceso a una estimulación neurológica, sensorial y psicológica adecuada.

Para Clavero sería fundamental que los padres con niños prematuros se organizarán en asociaciones y pudieran relatar a los médicos el desarrollo del niño hasta por lo menos los 18 años.

Ello ayudaría a los médicos a conocer con mayor precisión las dificultades y permitiría una mejor ayuda.