En 1937 Gaya, instalado en Valencia, se incorpora a la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura. En enero se pública el número 1 de Hora de España. María Zambrano, Dieste, Gil-Albert, Cernuda, Serrano Plaja, Alberti, Altolaguirre, el propio Gaya, fundan la publicación. Gaya pertenece al Consejo de Redacción, ilustra la revista, y crea el cartel anunciador de la publicación; austero, apenas un rojo cobrizo para crear el volumen de la mano que con afilada pluma y punzante tipografía escribe: «Poesía y crítica al servicio de la causa popular. Hora de España, Revista mensual, enero 1937».

En este primer número de Hora de España Gaya publica una larga y reflexiva «Carta de un pintor a un cartelista», dirigida al entonces director general de Bellas Artes Josep Renau, en la que señala que la guerra tiene a prueba no sólo al cartelista, también al cartel; cuestiona que los carteles que cubren las paredes sean puros anuncios, que buscando eficacia han devenido fríos y secos: «La misión del cartel», dirá Gaya, «dentro de la guerra no es anunciar, sino decir, decir cosas emocionadas, emocionadas más que emocionantes. Por eso hasta los mejores cartelistas se han equivocado ahora, se han equivocado porque nunca se les pidió más que eficacia, cálculo, inteligencia, hasta el punto de dejar que olvidaran aquello que, en cambio, tanto se pide al pintor, al músico, al poeta total, es decir, el alma, el sentir». Para Gaya el cartel de la guerra, en guerra, «no puede estar hecho con fórmula y cálculo», atreviéndose a defender «un cartel que necesitando aquí definirlo de algún modo para poder nombrarlo tendré que decir cartel-pintura». Gaya apela al alma del arte, a su verdadera naturaleza, a su capacidad de revelar emociones. La polémica con Renau fue intensa. El cruce de misivas termina en marzo, en el número 3 de Hora de España.

En julio, se celebra el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas y el eco de la polémica gravita en la ponencia que redactan Sánchez Barbudo, Ángel Gaos, Plaja, Miguel Hernández, Gaya, Gil-Albert, Eduardo Vicente y Emilio Prados, que insisten en diferenciar símbolo y realidad, entendiendo símbolo por apariencia (concepto que podría aplicarse al cartel o al panfleto), y realidad por el sentir del artista comprometido con su tiempo.

Gaya realiza el cartel II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura; en el pliego, banderas y nombres de países participantes. Al fondo la figura de Don Quijote, bajo un sol esperanzado, tras la abierta ventana. Aún realizará otro cartel, aquí reproducido, en el marco del II Congreso Internacional de Escritores: Mariana Pineda. Su cometido es anunciar la representación teatral, el 3 de julio, de la obra dramática de Lorca (pues el Congreso rinde homenaje al poeta) en el Teatro Principal de Valencia, bajo la dirección de Manuel Altolaguirre. Aquí la granadina no borda las palabras ley, libertad, igualdad, en bandera alguna. La muchacha traza, en el humilde bastidor, el nombre de Lorca, Federico, sustituyendo con igual valor las palabras que costaron garrote vil a la andaluza. Un cartel que refleja bien ese ideal, esa misión del afiche de decir, de contar cosas, emocionadas y€ emocionantes.