De las paredes del Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) ya cuelga el retrato que Goya hizo a Isidoro Máiquez. El lienzo, procedente del Museo del Prado, en Madrid, se desembalaba esta mañana.

El cuadro está en la Región temporalmente, dentro de la actividad De gira por España, desarrollada por la pinacoteca madrileña con motivo de la conmemoración de su bicentenario.

Isidoro Máiquez nació en Cartagena el 17 de marzo de 1768. Era hijo de actores y se dedicó a la profesión de sus padres desde muy joven. Debutó en Madrid en 1791 en la compañía del actor Martínez, en el teatro del Príncipe. Fue protegido tempranamente por los duques de Osuna, recibiendo de ellos, y de Godoy también, las ayudas necesarias para formarse en París, donde estudió con François Joseph Talma. Así, Máiquez es responsable de la introducción en la escena española de las novedades del teatro francés.

Su éxito en Madrid fue inmediato tras su interpretación, en 1802, de Otelo de Shakespeare, convirtiéndose en el gran actor de la escena española. Su actividad de escritor, de director de teatro, con un concepto noble de su profesión, y de maestro de jóvenes actores, fue decisiva en el desarrollo y modernidad de la interpretación teatral española, promoviendo la creación de una Escuela Nacional de Declamación. El carácter altivo y orgulloso de Máiquez, su severidad en el trabajo y la envidia de sus compañeros le enfrentaron con otros actores y amigos, e incluso con Godoy, siendo desterrado de Madrid en 1805 por revolucionar las compañías de actores con sus ideas tumultuarias de hombre inquieto y arrojado. Después de la guerra de la Independencia fue encarcelado, en mayo de 1814, por liberal, y desterrado de la corte en 1815, primero en Ciudad Real y después en Granada, donde murió el 17 de marzo de 1820.

En cuanto al cuadro de Goya, está fechado pocos años antes de su fallecimiento, en 1807. No obstante, la primera noticia del ejemplar que nos ocupa es de septiembre de 1868, cuando se encontraba en el Ministerio de la Gobernación. La prensa reseñó los daños que había sufrido en la revolución de 1868 y por los que fue enviado al Museo del Prado para su restauración. Ingresaría definitivamente en la pinacoteca madrileña en 1872. Y ahí volverá dentro de aproximadamente un mes.