«José Francisco y Antonio Aguirre, dos estilos, una misma pasión, vuelven a reencontrase después de un largo viaje. Esta vez en Murcia, su ciudad natal, muy cerca de la calle Alfaro donde comenzó todo. Y lo hacen de la mejor manera posible: mostrando su obra juntos, como hermanos y artistas que se quisieron, respetaron y admiraron mutuamente». Son palabras de Miguel Ángel Aguirre, hijo y sobrino de quienes hoy ocupan las paredes de la Sala de Columnas del Palacio del Almudí en una exposición histórica e inevitablemente emotiva que, bajo el título Ilustración pintada. Pintura ilustrada, fue inaugurada ayer.

Y es que Aguirre (Miguel Ángel), además de orgulloso familiar ejerce en esta ocasión de comisario junto al pintor, cineasta y articulista Juan Bautista Sanz. Ambos, con la inestimable ayuda de la familia que dejaron los protagonistas -que se ha «movilizado» para recuperar y juntar la obra disponible de los hermanos-, son los responsables de una muestra «histórica» que sirve para descubrir a dos artistas prácticamente inéditos y que son, según sus responsables, «dos de los pintores e ilustradores murcianos más representativos del siglo XX»

De hecho, el objetivo de Ilustración pintada. Pintura ilustrada -que recoge y contrasta piezas de Antonio, gran caricaturista y surrealista en su última época, y José Francisco, «un dibujante más artístico y teatral»- es «la recuperación de la memoria y el recuerdo para situar a los hermanos Aguirre, artísticamente hablando, en el lugar que les corresponde: ambos autores pertenecen por derecho propio a la generación de la posguerra de Murcia, donde encontramos a pintores como Molina Sánchez, Mariano Ballester y Carpe», afirma Miguel Ángel.

«Por eso esta exposición es tan importante -añade el comisario-: por su valor como merecido homenaje artístico a los hermanos Aguirre -es la primera vez que exponen juntos en Murcia-, pero también por su valor histórico, de reconocimiento a una época dorada para el arte y la cultura murcianos», concluye.