El curso de arte contemporáneo Dicho y hecho, que dirige el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Castro Flórez, recibe hoy a Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), ganadora del Premio Velázquez en 2014 y del Premio Nacional de Artes Plásticas en 2009. La creadora, conocida principalmente por sus performances -que ha realizado de forma individual o formando parte del grupo ZAJ, disuelto en el año 1996-, está considerada por la crítica como una de las mejores artistas españolas de su generación. Afincada desde los años setenta en París, responde a un cuestionario de LA OPINIÓN.

Jugando con el título del seminario, ¿es de las de 'dicho y hecho' o le suele dar vueltas a los proyectos antes de llevarlos a cabo?

Sí, los pienso mucho, la primera vuelta es analizar si me interesa o no pasar mi tempo para organizarlo.

¿Le gusta repasar su trayectoria, compartirla en este tipo de conferencias?

No, en una conferencia normalmente no hablo de mi trabajo salvo si lo considero necesario, puedo hacer referencia a él, pero solo tangencialmente.

¿Qué han significado los premios -el Nacional y el Velázquez- para usted?

Responsabilidad y visibilidad, eso es todo.

He leído un comentario suyo, de aquellos momentos en los que era «fascinante» hacer performance, porque el público no tenía «ni idea» de lo que se iba a encontrar, ¿es más difícil hoy sorprender y hacer reflexionar a través de la performance?

No, creo que siempre es posible, la cuestión es encontrar la forma, 'el lenguaje' apropiado; de todas formas, nunca he pretendido sorprender, mi pretensión es dar paso a la reflexión, pero como te digo, es quizá solo una pretensión.

¿Cómo descubrió que el cuerpo era un medio y una herramienta para el arte?

No fue un descubrimiento, sino una necesidad, en el mundo de la acción, la presencia es una condición sine qua non, al menos tal y como yo la comprendo.

En su última exposición, en el Centro Tomás y Valiente de Fuenlabrada, ha utilizado hilos y sillas, ¿qué belleza tiene lo cotidiano?

En mi caso no es la belleza lo que busco en primer lugar, sino las connotaciones que ciertos elementos que empleo pueden tener; en el caso de la silla, me gustan mucho, desde que se creó la primera hasta hoy hay miles de modelos, algunas de ellas tienen una estructura maravillosa, parece dibujos-esculturas, luego esta su aspecto antropomorfo, cuando ves una silla piensas de inmediato en el ser humano y, además, prefiero estar sentada que de pie, sobre todo ahora que soy vieja. Del hilo puedes encontrar muchísimas connotaciones interesantes: el hilo de Ariadna, por ejemplo, o el del tiempo, etc.

¿Qué espera del espectador que contempla su obra?

No espero esto o lo otro, no, si mi obra le incita a reflexionar, estupendo, si no, pues lo siento de verdad, pero no voy a cambiarla por eso.

¿Le gusta que le digan que es una 'pionera'? ¿Y rompedora?

No, no me gusta nada, todo eso son fabricaciones mediáticas que tienen muy poca importancia.

«Envejecer es horroroso», ha dicho recientemente, ¿la experiencia no es 'un grado', como se suele decir?

Quizás para otros, para mí, no; normalmente los elogios de la vejez están escritos por jóvenes.

Y después de tantos años experimentando e investigando, ¿ha llegado a alguna conclusión sobre el arte?

No, lo practico porque es lo que me gusta hacer, pero como nunca he necesitado definirlo, no me he parado en pensar 'qué es el arte'. Otra cuestión es plantearse qué sentido tiene, pero es una cuestión que me la planteo también con respecto al sentido de la vida y tantas cosas más.

¿Cómo ve el panorama cultural en España, aunque sea visto desde París...?

Difícil para los artistas, pero es que la situación en España, y no solo en España, es difícil para mucha gente, y los artistas no son una excepción, en algunos aspectos son más 'vulnerables' que otras profesiones, es cierto.

¿Le puedo preguntar por el político? Distintos sectores culturales se quejan de que en estos últimos meses la palabra 'cultura' no ha estado muy presente en los discursos...

¡Pero si no les interesa más que en el caso de que les pueda traer votos! La cuestión no es que hablen o no, sino que den los medios y dejen hablar a aquellos responsables a los que la cultura interesa de verdad y tienen proyectos interesantes y se mezclen lo menos posible, «zapatero a tus zapatos», Voltaire.

Termino con otra frase suya: «Los premios no me van a callar la boca», ¿le queda mucho que decir a Esther Ferrer?

Ni más ni menos que todo ciudadano ante una situación dada. Simplemente un premio no es una 'garantía'. Nunca he concursado, nunca he pedido nada, me lo da un Jurado que supongo libre (en el caso de los pocos que yo he participado lo ha sido siempre), eso es todo, al principio te angustia, y luego lo olvidas felizmente.