Olvidar que el auditorio de Puerto Lumbreras ha existido. Cualquiera podría pensar que es el deseo inconfesable de Pedro Antonio Sánchez.

Su empecinamiento en levantar esta infraestructura, «necesaria para el municipio de Puerto Lumbreras», según manifestó durante su interrogatorio ante el fiscal del juicio del caso Auditorio, le costó el puesto y, está por ver, su futuro en la política.

Pese a todo, el lumbrerense afirmó que «ese auditorio ha sufrido mucho», tanto por factores exógenos como por las «trabas» que le han puesto en el camino. Más está sufriendo él, podría decirse.

«Después del trabajo que costó, a mí me duele que no esté terminado porque la gente no trabaja con comodidad hasta que esto no se aclare», dijo. Y la culpa, añadió, es del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Puerto Lumbreras.

Según contó, tras judicializarse el caso se montaron algunos actos en la nueva infraestructura, pero el PSOE lo denunció y el auditorio volvió a convertirse en un espacio sin vida.

Soledad

Si al alcalde Miguel Ángel Cámara le acompañaron multitud de militantes y concejales cuando tuvo que acudir a testificar al Palacio de Justicia de Murcia, ayer solo la prensa esperaba al expresidente de la Comunidad a las puertas de la Audiencia Provincial.

Ni un tuit de apoyo del actual jefe del Ejecutivo murciano, Fernando López Miras, al que el propio Sánchez señaló como sucesor mientras ‘arreglaba’ sus problemas con la justicia.

Tal vez fuera por el frío recibimiento, pero el protagonista del caso Auditorio declinó hacer declaraciones tanto a su llegada como a su salida. Tampoco quiso responder a las preguntas de la acusación popular, lo cual vino de perlas al juez Juan del Olmo, que vio con preocupación como le daban casi las 15 horas al término del interrogatorio del fiscal. Por suerte, la Defensa solo le dedicó diez minutos a sus preguntas.