Los expertos apuntan a una «serie de condicionantes» que favorecen la propagación del coronavirus en la cima de su sexta ola. «Se podría hablar de una tormenta perfecta», apunta Jesús Abenza, vicepresidente de Smumfyc, la Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria.

«En el periodo de tiempo que recoge las últimas dos o tres semanas -apunta- venimos observando en los afectados por el virus el aumento de cuadros catarrales, de neumonías bilaterales y, en resumen, de afecciones respiratorias».

Según el doctor, se trata de dolencias propias del invierno y solo suponen uno de los factores que la sexta ola no remita. Hay más: «Estamos centrados en la variante ómicron, porque es la última que estamos registrando, pero solemos olvidar algo, y es que la variante delta no ha desaparecido del todo». Según el doctor Mario Soler, presidente de la Asociación de Defensa de la Sanidad Pública (ADSP), esta tipología aún supone «de un 15 a un 20%» de los afectados en la Región. Abenza señala un tercer factor: «Los protocolos de actuación están tendiendo a la reducción de las cuarentenas, lo que permite que el virus pulule con más libertad que si se siguiera optando por cuarentenas más estrictas o más dilatadas en el tiempo, lo que seguramente ayudaría a reducir notablemente la incidencia».

También cree que «hay una cierta relajación entre los vacunados: mucha gente está dejando de estar alerta porque no es consciente de que se puede seguir contrayendo el virus aunque se hayan recibido las tres dosis de la vacuna».

Los plazos se mantienen

Los doctores explican que la reducción de las cuarentenas viene determinada por las características de la variante ómicron: «Hasta ahora sabemos que se trata de una variante que está afectando especialmente a las personas entre 29 y 39 años y a las franjas limítrofes - las comprendidas entre 19 y 29 y de 39 a 49 años-, que tiene un periodo más corto de incubación que las anteriores y que su contagiosidad es también más reducida, siendo el cuarto y el quinto día los más contagiosos», explica Soler, que cree lógica la reducción de las cuarentenas: «Con estos datos sobre la mesa, no tenía sentido mantener las cuarentenas que aplicábamos a otras variantes. Creo que el protocolo debe buscar un equilibrio entre un aislamiento prudente y uno que no resulte excesivo, porque a la larga puede ser nocivo excediéndose por cualquiera de los dos lados. En la mayoría de casos, diría que este protocolo lo consigue. Luego, cada caso es diferente».

Tres días sin síntomas

«Contrariamente a lo que se suele pensar, la reducción de las cuarentenas no implica que se crea que los pacientes vayan a estar bien a los siete días -expone Abenza-. El requisito es claro: son siete días en cuarentena estando desde el cuarto sin síntomas, es decir, no se pueden presentar síntomas en los últimos tres días de encierro. Por lo tanto, no supone ningún peligro: muchos pacientes experimentan sintomatología el quinto o el sexto día y la cuarentena se les extiende». Abenza concluye destacando una medida «positiva»: «Somos una de las pocas comunidades en las que se sigue ofreciendo un test de antígenos a los contactos estrechos de las personas infectadas. Seguramente eso haya ayudado a contener los contagios».