Hacía muchos años que no escuchábamos ni leíamos cosas nuevas del historiador que enganchó a toda una generación de cartageneros con la historia de su ciudad. Juan Mediano Durán se había jubilado hacía años, pero sus libros siguen en nuestras bibliotecas. 

Por eso este martes, cuando corrió por las redes sociales que este entrañable escritor había fallecido, el mejor homenaje que le podíamos hacer era volver a sacar y releer alguno de esos veinte libros de temática cartagenera que el Círculo de Historia y Cultura de la Región de Murcia calificó como «un ejemplo para el seguidor de las costumbres, las leyendas y las tradiciones de Cartagena, hacia las que siempre ha estado volcado». 

Nuestra Cartagena, Cartageneros (Biografías breves) 1, 2 y 3, Estampas de Cartagena. Cosicas de aquí, Cartagena, patria hermosa, Cartagena insólita, Cartagena en el aire (guiones de programas radiofónicos), Cartagena siglo XX (tomo 1 y 2), Cartagena mágica o Cuentos de Cartagena (1, 2 y 3) fueron algunas de las publicaciones con las que este cartagenero de pro nos fue obsequiando. 

Así aprendimos quién era quién en nuestra ciudad, así como nuestra historia reciente. Era el cronista del pueblo, ya que sus conocidas desavenencias con la exalcaldesa Pilar Barreiro impidieron que fuera cronista oficial. 

Los padres de Juan Mediano eran andaluces, pero él nació el 31 de julio de 1926 en Cartagena, donde vivió toda su vida (excepto una breve temporada que residió en Córdoba y Jaca). 

Sus primeras colaboraciones literarias fueron a los 15 años en el periódico El Eco de la Milagrosa, pero recibir un premio en unos juegos florales fue el impulso que necesitaba para desarrollar su creatividad en el periodismo, la poesía, la oratoria o el cuento, siempre vinculado al cartagenerismo. 

En 1985 comenzó un programa radiofónico que llamaba Desde el Pilón de los Burros, en el que divulgaba historia, tradiciones y efemérides de Cartagena, insistiendo en la recuperación del patrimonio histórico. Gracias a ello, consiguió la recuperación del abrevadero que hoy se puede disfrutar en la Plaza de España y mereció la Medalla Laureada Cantonal en el año 1993.  

Además, él no sólo nos dio las herramientas para amar a Cartagena, sino que daba la posibilidad de participar en sus tertulias de TeleCartagena a todo el que tuviera algo que aportar a favor del municipio.  

Cuando «su Marujica» se fue al cielo, se desvinculó de la ajetreada vida social, integrándose en el Centro de Mayores de la calle Juan Fernández, donde consiguió otra forma de disfrutar de la vida. Pero a sus 95 años de edad se nos ha ido quien terminaba sus intervenciones en Radio Cartagena de Cadena Ser diciendo que quería ser conocido como «Juan, simplemente Juan», pero su legado quedará escrito y grabado para siempre.