Sandra Fuensanta Serna Mármol (Los Garres, 1982) padece parálisis cerebral infantil desde su nacimiento. Cuenta con indignación cómo «una sucesión de negligencias médicas durante el parto» le causaron esta discapacidad que la ha acompañado durante toda su vida. Cuando llegó el momento del alumbramiento su madre «empezó a sentir unos dolores muy fuertes y fue a un hospital de Murcia, donde le dijeron que no era nada y la mandaron para casa», relata Serna. Sin embargo, las molestias no disminuían y tuvo que volver al hospital. Ella debió nacer mucho antes; «la comadrona se quedó durmiendo cuando mi madre se puso de parto y, a consecuencia de ello, me tragué el líquido amniótico», explica. Además, los pronósticos de los médicos no eran muy esperanzadores, «me decían que no iba a poder hacer nada, que no iba a poder hablar y que iba a ser un vegetal de por vida, afortunadamente se equivocaron».

Las consecuencias de una parálisis cerebral permanecen de por vida, aunque por fortuna no son irreversibles del todo; una terapia prematura puede mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Con un tratamiento adecuado se pueden atenuar los síntomas de la parálisis cerebral, mejorar la movilidad y estimular el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas para lograr un razonable grado de autonomía. «Mentalmente siempre he estado bien y mi meta era, dentro mi minusvalía, ser una persona dependiente de mí misma», apunta.

Sandra ha conseguido lograr poco a poco su «ansiada libertad» conquistando, uno por uno, los pequeños desafíos que plantea la vida diaria. De esta forma, es capaz de salir adelante, y es que, mientras atiende a LA OPINIÓN, Serna prepara la comida para que esté lista cuando sus dos hijos, Lola y Adam, regresen del colegio. A primera hora de la mañana los acompaña al colegio montada en su «moto en forma de silla», un recurso que utiliza «para todo, menos para estar en casa»; «aunque puedo andar sin problema, ando mal y la silla me permite cubrir grandes distancias, sin ella me sería imposible hacer mis tareas más callejeras como, por ejemplo, ir a hacer la compra o llevar y traer a mis niños del cole»; lo hace todo a su «ritmo», «sin prisa pero sin pausa, hago de comer sola, limpio la casa sola, como sola, en fin, hago una vida ‘normal’ como la de cualquier otra persona», afirma con orgullo.

Seguidora de Bertin Osborne, quiere plasmar en un libro su vida y cómo ha ido adquiriendo más autonomía

Confiesa que aunque tiene sus «días de bajones», el secreto para superar las dificultades que entraña vivir con parálisis cerebral es «no tirar la toalla, aceptar la situación y no rendirse bajo ningún concepto porque, al final, el que quiere es el que puede» y aunque admite que «el camino no es fácil» la solución es «mirar a la vida con esperanza, positividad y alegría, con todo ello se encuentra salida para todo». Independiente no quiere decir sola, desde el principio su familia ha estado a su lado «dando su vida» por ella para sacarla adelante y, en casa, encuentra su mejor apoyo en sus hijos que como «ya son mayorcitos» colaboran en las tareas de casa, entre otras cosas, haciendo las camas. «Mis hijos saben que necesito ayuda y orden, yo les digo que la mamá no es igual que las otras mamás y ellos me responden ayudándome y portándose bien», cuenta con ternura a esta redacción.

«Batalla constante» para recorrer las calles de Los Garres

En la Región de Murcia, una de cada 500 personas padece parálisis cerebral. Para esta persona, el hecho de recorrer las calles puede convertirse en todo un reto. Aceras estrechas, escalones, vehículos sin adaptar, ausencia de rampas son, entre otros, algunos elementos del paisaje urbano que dificultan el acceso con las sillas eléctricas a las personas con discapacidad. Las calles de la pedanía murciana de Los Garres son una «batalla constante» en la vida de Sandra Serna; «Las aceras son muy estrechas y con la silla no me queda otra que ir por la carretera, junto a los coches». Por otro lado, se vio obligada hace tiempo a abandonar algo que para ella es más que un privilegio, es una necesidad: respirar la brisa del mar en Santiago de la Ribera en verano; la accesibilidad para las personas con discapacidad en los autobuses que comunican Murcia con el litoral del Mar Menor brilla por su ausencia.

A veces, y como ella dice, el «secreto» está en aquellas «pequeñas tonterías» como cuando logró mejorar su pronunciación «gracias» al cantante Bertín Osborne: «Él siempre ha sido mi inspiración, mi ídolo, me ponía vídeos suyos y lo imitaba en su forma de hablar, así fue como con la ayuda de estos ejercicios la gente empezó a entenderme». Bertín Osborne es padre de un niño con parálisis cerebral y, a través de su fundación homónima, ayuda a otros padres en la misma situación. Su mayor deseo es plasmar su historia contra la parálisis cerebral en un libro y que pueda servir de inspiración para muchos, un deseo que aún no ha podido trasladar al papel «por falta de tiempo» pero que espera poder «convertirlo en realidad muy pronto».