Los próximos días serán cruciales para el Mar Menor. De la meteorología y el ritmo de los vertidos depende que la laguna pueda volver a verse afectada por un episodio como el que el lunes despertó a cientos de vecinos de Los Nietos, Los Urrutias o Punta Brava, que contemplaron horrorizados cómo las playas se llenaban de peces muertos o agonizantes.

El catedrático de Ecología de la UMU, Ángel Pérez Ruzafa, confirmó ayer lo que ecologistas y la Plataforma Pacto por el Mar Menor venían también advirtiendo desde hace unos días: «La situación ha mejorado ligeramente con respecto al lunes, pero puede empeorar en cualquier momento, dependiendo de cómo tengamos los días de calma respecto al viento y cuánto suban las temperaturas».

Ruzafa alertó ayer de que «de aquí al domingo hay máximo riesgo para el Mar Menor. No se espera viento y sí que los termómetros suban». Es por eso que no descarta que en los próximos días pueda repetirse la situación que se vivió a principios de semana. «Es muy probable que vuelva a ocurrir y dependerá del orden en que se produzcan estos eventos de viento y altas temperaturas, así como de la cantidad de vertidos que lleguen por la rambla y el freático».

Tirón de orejas a la administración

El director de la Asociación Naturalistas del Sureste (ANSE), Pedro García, no aguarda mejoras en las próximas jornadas: «Lo que es de esperar es que empeore». García criticó que las administraciones no hagan públicos los datos que se van recabando sobre el estado de la laguna salada. «Los investigadores deberían aportar la información ante un comité científico en condiciones, pero este se rompió porque muchos lo abandonaron por discrepancias con el funcionamiento del mismo y no hay quien contraste lo que dicen», explica. Asegura que de esta forma tienen «más facilidad para retorcer la interpretación científica y decir que las temperaturas son el problema, después que no hay anoxia y luego que es hipoxia en algunos puntos».

No obstante, señala que la información es importante para saber qué se puede esperar. «No para solucionarlo, que no se puede, sino para ver qué se hace con el posible cierre de playas. Ahora el problema es irresoluble a corto plazo, no hay ninguna medida a corto plazo que resuelva esta situación», lamenta.

La previsión más negra

Junto al pesimismo de los ecologistas, el catedrático Ángel Pérez Ruzafa reconoce que la situación sería diferente si el episodio de hipoxia hubiera ocurrido a finales de agosto. «Entonces diría que en cuanto llegue septiembre empezaría a soplar el viento del norte y se oxigenaría la capa superficial del agua, lo que conllevaría una mejora».

Sin embargo, la realidad, según señala, es que «queda mucho verano por delante y vamos a tener muchos eventos de este tipo e incluso más graves».

La frágil situación en la que se encuentra la laguna salada hace que tenga muy poco margen para revertir de forma rápida este tipo de acontecimientos. «El ecosistema no se va a romper, no está en crisis en sí mismo, pero sí puede sufrir una crisis distrófica, que lo empeore». Además, ha indicado que es muy difícil revertir el estado actual de la laguna, pues «los problemas no se resuelven cuando ya los tiene uno encima».

La vista puesta en el cielo

Si el Mar Menor consiguiera esquivar los pronósticos que auguran nuevos episodios de anoxia durante los próximos días, aún hay un enemigo al que deberá enfrentarse y que preocupa a ecologistas y científicos. Se trata de la gota fría, cuyo paso en 2019 ya hizo estragos. «Si se produce alguna antes de octubre vamos a tener un problema otra vez, pero muy importante. Con la estratificación de la columna, la entrada de agua...», admite Ruzafa.

Cuarto día consecutivo en el que aparecen peces muertos

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Varios puntos del Mar Menor volvieron a amanecer ayer con peces muertos o boqueando en busca de oxígeno en sus orillas. El arenal situado frente a la Isla del Ciervo contó ayer con numerosos ejemplares, algunos de tamaño mayor a los chirretes y alevines que se habían visto hasta ahora. Desde ANSE advirtieron de que «si la reducción de oxígeno en el agua persiste, una vez que afecte a los peces pequeños, también irá perjudicando a los más grandes». Además, indican que han encontrado otras especies afectadas, como el cangrejo azul, «que es especialmente resistente».

Por su parte, el catedrático Ángel Pérez Ruzafa señala que si sigue habiendo eventos de este tipo, cada vez afectará a más especies, aunque señala que «las altas temperaturas pueden ser responsables de la muerte de ejemplares más envejecidos».