El Mar Menor está hasta las narices de todos nosotros, y me incluyo, porque ni en la oposición ni en el Gobierno de Cartagena he podido lograr el que era mi único objetivo: unidad de actuación ante una catástrofe medioambiental que amenaza de muerte a un ecosistema débil y único.

El Mar Menor se muere. Ni UCI, ni cuidados intensivos, ni medidas paliativas. Se muere y necesita hechos, no palabras. Ésta es una catástrofe ecológica comparable al Prestige. Entonces se adoptaron medidas urgentes que ahora también requerimos. Necesitamos un equipo multidisciplinar para dar respuestas reales y efectivas y eso sólo se consigue desde la unidad de actuación, sin fijarse en colores políticos ni en banderas.

Llegados a este punto, me da igual a quién corresponda hacer qué; si se crea un comisionado, como pedí reiteradamente, o no; si la limpieza de algas es mía o tuya; si en el pasado se hizo esto o aquello; lo único importante es que se actúe de una vez por todas y después buscaremos responsables.Eso sólo será posible cuando todos, ins isto, todos, nos sentemos a una misma mesa para decidir, dejando fuera lo que nos diferencia para centrarnos en lo que nos une y nos exigen los vecinos: soluciones urgentes.

Así lo trasladé en Bruselas en el año 2016, acompañada de representantes vecinales, ecologistas, empresariales, agricultores y políticos, entre otros; así lo exigí en la Asamblea Regional, en la comisión creada al efecto, donde pedí un Plan Especial para el Mar Menor y denuncié que era la mayor catástrofe medioambiental que ha sufrido el Mediterráneo; así se lo pedí a la ministra de Transición Ecológica, a la que demandé un alto comisionado que coordinara las actuaciones de todas las Administraciones.

Los alcaldes que nos encontramos con el Mar Menor enfermo hemos sido precisamente los más activos, los que más hemos exigido y los que más soluciones hemos buscado, y lo hemos hecho juntos, de la mano, sin importarnos nuestras diferencias, pues solos no podemos. En muchos años de lucha, siempre nos hemos encontrado con el muro de las diferencias y del «y tú más», y es el momento de derribarlo.

La gente está hasta las narices de todos nosotros. Del Gobierno central, que dice que las competencias son del autonómico; del Gobierno regional, que dice que las competencias son del central; y, por supuesto, de los Ayuntamientos, que estamos aquí los 365 días del año sin poder actuar y teniendo que dar la cara.

Es ahora o nunca, porque el tiempo se acaba. Hay que dejar la cobardía política y pensar más allá de nosotros mismos, de nuestros partidos o de futuras campañas electorales.

Hay que actuar ya, reuniendo a todas las Administraciones, los vecinos, los empresarios, los agricultores, los ecologistas y a todos los expertos que sean necesarios, encerrándolos durante todo el tiempo que haga falta hasta que tomen decisiones urgentes que conlleven actuaciones inmediatas. Lo dije, lo digo y lo mantendré siempre.

Demos el primer paso, que no es otro que el del consenso. Debemos sentarnos a una mesa hoy mismo y no levantarnos hasta que no quede claro qué hay que hacer, quién lo hace, cuándo y con qué dinero.

Quien no esté dispuesto a hacerlo, no merece estar en política ni representar a nuestros vecinos. Estamos haciendo el ridículo echándonos las competencias a la cara.

¿Quién paga los impuestos? Los ciudadanos. Pues quieren que demos soluciones, sin importarles de quienes sean las competencias, así que pongámonos manos a la obra de una vez por todas.

Basta ya de victimismo, culpabilización y miradas al pasado. Miremos al futuro y actuemos unidos porque mañana es tarde.