Murcia ocupa la quinta posición entre las provinvias con más sectores sin cobertura de banda ancha del país, solo superada por Valencia, Alicante, Asturias y Lugo. Así lo reflejan los datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital en su Programa de Universalización de Infraestructuras Digitales para la Cohesión (UNICO), que pretende invertir 250 millones de euros en las poblaciones que necesitan recibir ayudas para alcanzar una conectividad de Internet ultrarrápida.

En el plan se clasifican estas zonas, que abarcan más de un millón y medio de inmuebles con problemas de conectividad, como blancas o grises. Las primeras son 222.691, sus redes no llegan a 30 Mbps de velocidad y tampoco se planea que lo hagan en tres años. Las segundas abarcan 35.455 áreas que aun teniendo cobertura o planes para su implementación en los próximos tres años, es proporcionada por un solo operador y la velocidad es inferior a 100 Mbps.

En nuestra región se encuentran 10.883 de estas áreas, 9.442 blancas y 1441 grises, en donde se ven afectados 54.665 inmuebles, 49.197 y 5.468 respectivamente. Sin embargo, esto no significa que una gran parte de la población no tenga acceso a banda ancha; según los últimos datos ofrecidos por el mismo ministerio, de los casi un millón y medio de habitantes de la Región, más del 97% tiene acceso a al menos 30 Mbps en sus hogares. Tampoco significa que los murcianos tengan una mala conectividad; el 87% disfruta de más de 100 Mbps, muy cerca de la media nacional. Lo que sí se puede ver a través de estas cifras es la existencia de un grupo de habitantes, ubicados principalmente en zonas rurales, separados por una brecha digital con el resto del país que se traduce en una menor calidad de vida y en más dificultades para adaptarse a futuros cambios.

Para el profesor de la Universidad de Murcia del Área de Teoría de la Señal y las Comunicaciones, Benito Úbeda, las dificultades que trae no tener una buena conexión son evidentes y cada vez lo serán más. Comenta que «cada vez se hace más teletrabajo desde la llegada de la pandemia, pero no es nada fácil hacerlo en un pueblo pequeño sin buena señal, y eso no es lo único, ahora también es necesaria para poder tener educación y asistencia médica» y asegura que «para poder hacer todo esto y acceder a Internet dignamente no es necesario tener una velocidad exagerada, con 50 Mb de ancho de banda es posible cubrir casi todas las necesidades».

El Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales de la sociedad, la economía y los territorios, al cual UNICO pertenece, señala que mucho de este problema se debe a la rentabilidad económica. El profesor Úbeda explica que «para las empresas privadas nunca va a ser un negocio interesante porque supone un coste muy exagerado para una inversión que tardarán mucho tiempo en recuperar o que quizás nunca logren».

Hay que destacar que España es uno de los países más montañosos de Europa, haciendo que existan muchos lugares de difícil acceso, por lo que para los proveedores de infraestructuras de telecomunicaciones tendría un coste muy elevado. Si, además, pocas personas habitan en estos lugares, no sería factible implementar este tipo de redes. Por eso, para Úbeda, la única forma de lograr conectar a todos es con la «financiación pública».

Este y otros programas contenidos en el Plan de Recuperación, Transformación y resiliencia tienen como objetivo que estas áreas blancas y grises puedan ser dotadas de banda ancha ultrarrápida antes de que sea rentable. Para ello, se llevarán a cabo convocatorias para lo que será la mayor subvención de este tipo que se haya hecho y se cofinanciará hasta el 80% de los proyectos que se aprueben. De esta manera, se pretende que en el año 2025 todo el territorio español esté plenamente conectado.

La velocidad de Internet de la que disponen las personas puede determinar su futuro

Corría el año 2011 y en nuestro país Internet era declarado un servicio universal. El Estado debía garantizar una velocidad de al menos 1 Mbps para todos los ciudadanos. Ya en ese momento era innegable la importancia que las conexiones habían tomado en nuestras vidas, principalmente porque eran garantes del desarrollo de otros derechos fundamentales: la libertad de expresión, el desarrollo personal y la relación con los demás.

Ha pasado mucho tiempo desde ese momento. Internet significa más que en ese entonces. Grandes cambios han moldeado nuestro mundo y mucho más en la pospandemia. Ahora vivimos en una sociedad que se desenvuelve a través de Internet a grandes velocidades, haciendo que solo tenerlo se vuelva insuficiente.

A pesar de esto, en la Región aún hay casi 200.000 personas que no pueden acceder a una banda ancha ultrarrápida que les permita el mismo acceso a la cultura, información, tecnología y ocio que tienen los demás. Y, peor aún, sin una conexión estable, tampoco se tiene el mismo acceso a la educación o a puestos de trabajo, si tenemos en cuenta que en este momento a una buena parte de ellos accedemos desde casa.