La velocidad en las ciudades a 30 kilómetros por hora era una de las prioridades de la Agenda 2030 con el objetivo de convertir las ciudades en espacios más seguros reduciendo, tanto el riesgo de sufrir un accidente, como la gravedad del mismo.

La velocidad máxima permitida en las vías con plataforma única de calzada y acera es de 20 kilómetros por hora, y en calles de un único carril por sentido de circulación, de 30 kilómetros por hora. El límite de 50 kilómetros por hora se mantiene en las de dos o más carriles por sentido, aunque algunas de estas calles tengan ya un carril que reduce la velocidad a 30. Muchas de la capital murciana ya tenían esta limitación, por lo que en la última modificación tan solo se ha cambiado la velocidad máxima a la avenida Intendente Jorge Palacios, avenida Marqués de los Vélez y Carretera de Churra.

Los policías locales hacen un controles ordinarios de velocidad y a veces aumentan el número en función de la accidentalidad registrada o de quejas vecinales.

Aunque en la Región, de momento, los agentes se dedican fundamentalmente a informar a los conductores del nuevo límite al que se deben ajustar cuando circulen por las calles de un carril por sentido, en otros lugares de España sí se están extendiendo ya las primeras ‘recetas’ a quienes pisan de más el acelerador.

Es el caso de La Coruña, donde el pasado lunes día 7, solo por la mañana, los agentes notificaron catorce denuncias a conductores que superaron la velocidad permitida en calles que tienen un solo carril de circulación para cada sentido, el nuevo límite de 30 por hora que forma parte de la reforma legal en materia de tráfico aprobada por el Gobierno central en noviembre pasado.

Policías locales controlaban la velocidad de circulación, por ejemplo, en el túnel de la Marina de la ciudad. En el extremo de acceso por la avenida do Porto, donde se suele instalar un radar, un vehículo policial informaba de la realización de un control; en la salida del vial por el paseo marítimo de O Parrote dos agentes a pie de calle desplazados en moto ordenaban detenerse a los vehículos que excedían de la velocidad permitida de acuerdo con la medición del control.