Fue la candidata a la presidencia del Gobierno regional con Ciudadanos y por ello fue nombrada vicepresidenta cuando su partido pactó un Ejecutivo de coalición con el PP. Ha pasado solo poco más de un año desde entonces; sin embargo, el entorno de Isabel Franco ha cambiado por completo.

La ejecutiva nacional de Cs nombró a Ana Martínez Vidal, portavoz del Gobierno, como nueva líder del partido en la Región, un puesto que ella misma deseaba ocupar. Pese a que algunos entienden que ahora debe hacerse a un lado, la también consejera de Política Social sigue con su agenda y acaba de cerrar con las residencias un plan de rescate por valor de cuatro millones de euros.

¿Se siente cómoda en San Esteban?

No relajada, pero sí cómoda.

¿Ha habido algún intento de apartarla de la Vicepresidencia del Gobierno regional?

La única persona que puede decidir sobre mi cargo es el presidente de la Comunidad. Por parte de él no ha habido ningún intento de cesarme en ningún momento, que yo tenga conocimiento.

¿Le consta que se haya intentado desde su propio partido?

Es que no está en manos de mi partido, sino del presidente.

Entonces espera acabar la legislatura al frente de la Vicepresidencia del Gobierno.

No tengo ni idea. Tampoco podemos saber cuánto va a durar la legislatura. Alberto Castillo siempre me dice que esté preparada para irme mañana de la política porque esa es la única manera de desenvolverse bien en este mundo. Vine preparada para poderme marchar cuando considere o cuando sea necesario. Sigo pagando el alquiler de mi despacho, la luz y el agua y hasta tengo encendida la wi-fi.

¿Cómo es la relación ahora con Ana Martínez Vidal?

Hemos coincidido en más de una ocasión después de su nombramiento y comí con ella hace dos semanas. A mí me ha dicho lo mismo que ha dicho públicamente, que la Vicepresidencia y el Gobierno regional es una cosa separada del partido.

Fue de las primeras en felicitarla cuando se conoció su nombramiento.

Era mi obligación.

¿Fue sincera su felicitación?

Claro. Si Ana triunfa al frente del partido, todos ganamos.

¿Cuál considera que es ahora su papel en Ciudadanos?

Soy una afiliada de base.

¿Le basta?

Me hubiera gustado ser la coordinadora, lo dije públicamente, pero mi partido decidió que fuera otro equipo el que tenía que ponerse al frente y yo lo acato.

Estas semanas está siendo objetivo de muchas críticas por su gestión en la Consejería.

Todos los altos cargos tienen francotiradores. Unos los tienen apostados en las azoteas y a otros les salen de las alcantarillas. Yo no puedo quejarme, me sigo considerando una persona afortunada porque tengo la oportunidad de trabajar en el Gobierno de la Región de Murcia y dedicarme a mis vecinos. Estoy muy agradecida, también con mi partido.

¿Qué problema hay con las asociaciones de residencias?

Llevamos meses reuniéndonos con ellos. El último encuentro tocaba el día 6, pero Adermur quiso adelantar la reunión. Les dije que estaba ocupadísima y les propuse que les atendiera el secretario general. Se negaron. Al final fuimos los dos, pero yo no podía quedarme mucho tiempo porque tenía una cita médica.

Dicen que se fue dando un portazo.

Comenzaron diciendo que se estaban planteando denunciar a la Consejería por su situación ante los tribunales y los medios de comunicación. Les dije que no me merecía ese trato, ya que se comenzó a valorar hasta mi capacidad política. El camino hasta llegar al punto en el que nos encontramos ahora, en el que se realizan test de antígenos dos veces por semana, ha sido duro. Hay que recordar que en abril ya empezamos solicitando una labor de prevención en las residencias con todos los trabajadores y usuarios.

Sinceramente, creo que se equivocaron porque hemos logrado cosas muy importantes como el refuerzo de la plantilla, el establecimiento de un plan de contingencia, el desarrollo de los protocolos, etc. Les dije 'así, no'. Y no, no di un portazo. No soy una persona que pierda las formas ni el control. Como mucho, podría reconocer que alguien se sorprendiera al cerrar la puerta, pero es que fina no soy.

Quiero que quede claro que no hubo un bloqueo de conversaciones. Me levanté y pedí al secretario general que siguiera con la reunión, algo que hizo durante más de una hora.

Y el día 10, después de tener el beneplácito de Hacienda, volvieron a reunirse con Adermur, Lares y Arsalu para explicarles el plan de rescate.

El plan contempla 4 millones de euros en ayudas como dotación económica inicial. No es el total de las ayudas porque entendemos que, mientras justifiquen gasto, podemos seguir incrementando ese presupuesto. Los fondos covid nos generan muchos problemas de gestión y tuvimos que buscar la fórmula legal para poder dar esa ayuda, ya que con las residencias tenemos concierto social y no es posible otorgársela de cualquier manera. Durante las reuniones fuimos dando pasos poco a poco, entiendo que al final se pusieran nerviosos, pero no hemos dejado de trabajar. Lamento que ellos entendieran que el hecho de que yo me fuera de la reunión era un bloqueo, no era lo que pretendía.

Además de este malentendido con los directores de residencias, ¿ha habido algún problema con los familiares de los residentes?

Ninguno, incluso tengo en mi móvil los teléfonos de muchos de ellos. He hablado con ellos hasta de madrugada.

¿Serán los mayores de las residencias los primeros en recibir la vacuna, que ya parece que se empieza a vislumbrar?

Las residencias de ancianos tendrán prioridad, sin lugar a dudas. Eso lo puedo asegurar, tanto para trabajadores como para usuarios. Otra cosa es que mi cabeza ruede y no esté.

¿Y será obligatoria?

Eso habría que estudiarlo, es una cuestión delicada. Creo que es una cuestión de responsabilidad de todos y me gustaría que no fuera necesario plantearnos eso. Hasta el momento, los trabajadores han dado pruebas de tener un nivel de compromiso y entrega muy alto.