Los médicos de familia se convirtieron durante los meses más duros de la pandemia de coronavirus en el muro de contención de los contagios, haciendo seguimiento a pacientes, familiares y contactos. Sin embargo, estos profesionales no han tenido tregua y cuando pensaban que podrían coger fuerzas para lo que está por llegar en otoño se han encontrado con un verano sin apenas sustitutos y con brotes que están haciendo que el nivel de contagios llegue a igualar a los días más duros de la pandemia.

La mayoría de los facultativos de centros de salud están viendo a una media de 60 pacientes diarios, cubriendo así el doble cupo de sus compañeros que se han marchado de vacaciones, tal y como explica a LA OPINIÓN la responsable de Atención Primaria del Sindicato Médico Cesm, Cristina Sánchez Quiles.

Así, los médicos de familia están haciendo frente a dos situaciones totalmente insólitas este verano. Por un lado, detectar aquellos casos de coronavirus que van surgiendo, rastrear los contactos, hacer pruebas PCR a todos los sospechosos, indicar cuarentenas para los contactos estrechos y hacer un seguimiento de los pacientes que dan positivo. Por otro lado, recuperar las analíticas y el seguimiento de aquellos pacientes crónicos que la pandemia obligó a aparcar en primavera. El resultado es que el número de enfermos que atienden a diario va en aumento y las jornadas se van alargando más allá de lo habitual.

«Las plantillas están al 50 por ciento por las vacaciones y los profesionales que se quedan están doblando consulta», afirma Sánchez Quiles, quien indica que a las citas telefónicas, que se agendan cada seis minutos, hay que sumar las presenciales, los casos que llegan de urgencia sin cita, los domicilios y las llamadas de PCR y seguimientos.

Además, alerta de que los médicos de familia «están saturados psicológicamente después de muchos meses de duro trabajo».

El Servicio Murciano de Salud hizo una convocatoria pública antes del verano en la que ofreció 85 plazas de médicos de familia con contratos de un año de duración y sin desplazamiento entre áreas. Pese a las condiciones, más de treinta quedaron vacantes y no han podido cubrirse, lo que también ha generado un problema para llevar a cabo las sustituciones de verano.

El doctor Jesús Abenza, médico de familia y vicepresidente de la Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Smumfyc), asegura que el mes de agosto de este año no tiene nada que ver con el de veranos anteriores, ya que otros años en agosto disminuía la demanda de pacientes y eso permitía que se pudiera doblar consulta de los compañeros que se habían ido de vacaciones. «Sin embargo, este año muchos ciudadanos no se han marchado de vacaciones y muchos están consultando por problemas que tenían pendientes de la etapa del confinamiento».

Tensión en los centros de salud

La falta de sustitutos y los contratos que han quedado sin cubrir para atender el doble circuito respiratorio están pasando factura a los profesionales que están en activo. «Esto está generando un importante clima de tensión en los centros de salud y aumentan las demoras, ya que no podemos atender todas las peticiones que surgen en el día a día», explica Abenza.

Otro de los profesionales que ha mostrado esta semana su malestar por la carga de trabajo que están sufriendo en Primaria es Txema Almela, médico de familia en el centro de salud de Cieza, quien está atendiendo a cerca de 65 pacientes diarios con la doble consulta y el seguimiento de casos covid.

Desde Smumfyc piden a la Consejería de Salud que se diseñen contratos atractivos para los profesionales de Atención Primaria y que los puestos de difícil cobertura o aquellos que están en zonas rurales tengan alguna compensación para que también sean cubiertos, ya que los profesionales suelen elegir primero los de los centros urbanos. Mientras que Cesm considera fundamental que se refuerce la Atención Primaria para reducir el número de tarjetas sanitarias asignadas a cada médico de 1.500 a 1.200 usuarios por profesional y que se reduzca el trabajo burocrático.