La DANA de septiembre de 2019 provocó una entrada de 90 hectómetros cúbicos de agua dulce en la laguna salada y arrastró consigo sedimentos y nutrientes de toda la cuenca vertiente del Mar Menor. Como consecuencia, la columna de agua se estratificó creando un sistema bicapa, con una capa superior de agua dulce y otra capa inferior con alta salinidad y, por tanto, mayor densidad que la superior. La situación anóxica generó un importante incremento del metabolismo anaeróbico, y como consecuencia de los vientos, la capa anóxica afloró por la cubeta norte provocando la mortandad masiva de peces y crustáceos en esta zona.

Para el biólogo de la UMU, Francisco José Oliva, la DANA fue «la gota que colmó el vaso» y generó esa falta de oxígeno en la laguna que causó una de las mayores crisis ecológicas vividas en este ecosistema Pero remarca que la degradación del Mar Menor no se puede achacar a las lluvias torrenciales del año pasado, si no a «factores de más largo recorrido como la actividad agrícola y el enorme incremento del turismo en la zona».

Subraya que sería «muy difícil» que un proceso de anoxia como el vivido hace ocho meses se pueda volver a repetir: «Tuvimos muy mala suerte». Apunta que de producirse este fenómeno en las próximas semanas, como viene asegurando el Comité Científico del Mar Menor y la Consejería de Medio Ambiente, se podría producir a pequeña escala en zonas muy localizadas. Preocupa especialmente que esta falta de oxígeno se dé en zonas de alevinaje, en plena época de reproducción como están muchas especies marinas de la laguna.

«Las mortandades ahora en primavera pueden ser más peligrosas por la época de reproducción y podría agravar la recolonización de algunas comunidades de peces en determinados puntos de la laguna», remarca Oliva.

El informe de seguimiento de las comunidades de peces tras el impacto de la DANA lleva al equipo de investigadores que coordina el biólogo de la UMU a afirmar que la repetición de futuros episodios de mortandad de peces en el perímetro lagunar «podría comprometer la capacidad de respuesta y el efecto refugio de las áreas someras».

Entre las medidas que propone para salvaguardar las especies en peligro, Oliva pide como acción urgente restaurar todos los humedales regionales para convertirlos en refugios de fauna marina.