Fito Huevo Frito, Membrilla, Golosino, Susa Patidifusa, Cristalina y Pan Chapata han vuelto esta semana a colocarse la nariz roja, aunque esta vez sobre una mascarilla, para recorrer las habitaciones y quirófanos del Hospital Infantil de la Arrixaca sacando sonrisas a los pacientes más pequeños.

La pandemia del coronavirus y la alerta sanitaria también obligaron a parar en seco la gran tarea de acompañamiento que desde hace años lleva a cabo Pupaclown Payasos de Hospital, pero «hemos vuelto con las pilas cargadas porque el contacto humano y el acompañamiento es fundamental para la salud», explica a LA OPINIÓN el alma de este proyecto, Pepa Astillero.

Recuerda que estuvieron trabajando hasta el último momento, pero al declararse el estado de alarma se reunieron con el doctor Manuel Sánchez-Solís, jefe de Pediatría de la Arrixaca, para parar también su trabajo, ya que «no queríamos ser un foco de contagio para los niños».

Astillero afirma que «parar ha sido muy difícil», pero reconoce que «si es lo que nos pedían a todos, los payasos también lo teníamos que hacer». Por ello, en este tiempo han aprovechado para hacer esas cosas que siempre quedan pendientes y para las que nunca hay tiempo y han estado en contacto con payasos de toda España para ver cómo lo estaban viviendo ellos. «Los de Madrid lo han pasado muy mal», apunta.

Además, explica que han vivido este confinamiento con miedo «porque no sabíamos qué nos iba a deparar este parón», pero solicitaron una normativa al Gobierno para que los artistas, como ellos, pudieran seguir trabajando y asegura que la Consejería de Cultura, a través del ICA, «nos ha ayudado programando actuaciones en la calle y sacando partidas de ayudas».

Con la vuelta a la actividad los payasos de hospital han tenido que adaptarse a los nuevos protocolos, aunque los cambios son mínimos a su trabajo anterior, ya que al trabajar con niños inmunodeprimidos ya tenían una normativa muy estricta. Ahora todos deben llevar mascarilla para evitar contagios, «aunque los niños lo han normalizado muy bien y no lo ven como algo extraño», explica Pepa Astillero. Además, han dejado de utilizar instrumentos de viento para evitar la transmisión de partículas y el material específico de quirófano no sale de este área para que no se contamine, a la vez que siguen una limpieza y desinfección de todo el vestuario. Otra forma de sacar sonrisas que es igual de efectiva y también sana.