Aunque el nacimiento de Internet comenzó a gestarse con pequeños avances en la transmisión de datos y los primeros ordenadores conectados, no fue hasta la publicación de la World Wide Web (WWW) en el año 1991 cuando comenzó a crecer y a hacerse un hueco en nuestros hogares.

Casi 30 años después, Internet se ha convertido en un elemento básico de la vida que conocemos. Muchos de nuestros trabajos, relaciones sociales y ocio dependen de él, convirtiéndolo, tal y como recogió el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en el año 2016, en un derecho básico de todos los seres humanos.

Internet ha sido clave en la evolución tecnológica de estos últimos años. Es una herramienta de gran utilidad que seguirá marcando el futuro de nuestra sociedad, especialmente en el contexto actual, donde el confinamiento total o parcial, ha potenciado su uso y lo ha convertido en una de las pocas vías de comunicación social, en la base de la continuidad de muchos negocios y un elemento de distracción, ocio y acceso a la cultura.

Como sociedad conectada conocemos el potencial de Internet, sin embargo, conocer sus riesgos y saber gestionarlos nos convertirá en una sociedad más avanzada, segura e inclusiva. En este sentido, nuestro reconocimiento a todas y a todos los profesionales de la informática que deben garantizar nuestra seguridad, mejorar nuestras habilidades digitales y velar para que nuestra sociedad digital se construye sobre unos cimientos sólidos.