El estado de alarma decretado en todo el país para contener la propagación del coronavirus ha forzado el cierre de multitud de empresas en todo el país. Sin embargo, hay quienes se resisten a echar la persiana aprovechando los pequeños resquicios que se alojan en la orden gubernamental. Es el caso de algunos bares y restaurantes de Murcia, que aunque tienen terminantemente prohibido abrir al público, puede optar por la vía del reparto a domicilio. Para muchos de ellos no es algo nuevo -plataformas como Just Eat o las controvertidas Globo, Deliveroo y Uber Eats han puesto a disposición de estos establecimientos una flota de riders dispuesta a hacer las entregas a cambio de un porcentaje-, pero todavía había quien se resistía, por un motivo o por otro, a lanzarse a la calle y rodar por la ciudad sus mejores platos.

Es el caso, por ejemplo, de la popular pizzería Mano a Mano, en Centrofama. «Es una vía que siempre hemos tenido miedo de afrontar porque no sabíamos si íbamos a dar abasto... Pero, ahora mismo, es la única alternativa al cierre», explica Juliana Errazu, copropietaria del restaurante, que cuenta también con un local en Cartagena donde, aquí sí, sirven a domicilio desde hace aproximadamente un año. «La diferencia es que allí se encarga una externa (Just Eat), pero aquí no teníamos ninguna experiencia en el tema», explica. Tanto es así que, este 'plan B', junto a sus esfuerzos por intentar reducir pérdidas -asegura que «en ningún momento se puede hablar de beneficios»-, les ha llevado a ellos, a los tres socios de la empresa, a ponerse el casco, a colgarse la mochila térmica a la espalda y a coger la bicicleta para hacer los repartos junto con los camareros, reconvertidos en riders.

"Pero nos daba pena, ¿sabes? Por los clientes habituales y porque teníamos mucha mercadería en stock que habríamos tenido que tirar; es que encima esto empezó un viernes y justo nos acaban de llegar los pedidos para el fin de semana...", recuerda la copropietaria de Mano a Mano.

Afortunadamente para ellos, y aunque los primeros días fueron «muy mal» -«de hecho, nos replanteamos continuar», asegura-, poco a poco parece que la gente «se va animando». Aún así, no contemplan seguir con los repartos cuando todo esto pase; al menos, desde su local en Centrofama. «Justo en estas fechas tendríamos que estar inaugurando un nuevo Mano a Mano por la zona de Juan Carlos I, y este sí que estaría más enfocado al servicio a domicilio. Cuenta con una cocina grande y una sala chica, con lo que es perfecto para ello, pero el que tenemos en el centro... Esto no está preparado para atender las mesas y registrar pedidos, colapsaría», señala entre risas. No obstante, esta misma semana la pizzería se ha unido a la plataforma 'Food 4 Heroes', con la que repartirán comida de forma totalmente gratuita dos veces por semana en hospitales de Murcia: «Es la manera que nosotros tenemos de poner nuestro granito de arena», señala Francesco Ioffredo, otro de los socios.

Algo más de experiencia -aunque no mucha más...- tenían en La Bernarda, restaurante en el número 14 de la calle Joaquín Costa, en el barrio de Santa Eulalia. «Pues mira, justo dos semanas antes de que se decretara el cierre, contacté con Just Eat para poner en marcha el servicio a domicilio», desvela su gerente, Lola Sánchez. «Estamos en el barrio de Santa Eulalia, y por aquí hay muchos vecinos que viven solos, o que tienen problemas de movilidad, y especialmente por ellos decidimos dar el paso. Y nos ha pillado justo justo, ya digo, así que, en ese sentido, muy bien», señala. No obstante, la situación no es ni parecida a la esperaban cuando contrataron los servicios de Just Eat. «No llevamos ni siete días y ya hemos tenido que cambiar la carta y nuestra forma de trabajar. Por un lado, intentamos no tener que tirar de mucho producto exterior y, por otro, hemos tenido que crear una oferta muy variada para poder adaptarnos a lo que tenemos. Antes teníamos unos cuantos platos fijos, pero ahora contamos con una amplia gama de referencias que vamos activando y desactivando dependiendo de si tenemos o no los ingredientes necesarios en el supermercado», explica.

Igual que para el Mano a Mano, el servicio a domicilio es lo que ha permitido a La Bernarda mantener cierta actividad durante esta cuarentena; lo que se traduce en salarios fijos, menos de los que a Sánchez le gustaría, pero más de los que se podría esperar en una situación así. «Nosotros, de momento, hemos tenido que realizar dos ERTE, uno en cada uno de los restaurantes -cuentan con un segundo local-, pero hemos conseguido mantener cuatro puestos de trabajo. Esa es la parte positiva y mi satisfacción: que, al menos, esas cuatro familias van a poder seguir contando con un sueldo», señala Sánchez, quien asegura que ha tenido que elegir «muy bien» quién de sus empleados mantenía el puesto, atendiendo a sus situaciones personales.

Sin embargo, Lola es una optimista, y hace suyo un lema que estos días recorre el país de balcón en balcón: «Todo va a salir bien». De hecho, considera que esta experiencia de la comida a domicilio puede ayudar a generar empleo no solo ahora, sino también cuando todo esto pase. Contra quienes creen que este modelo puede afectar negativamente a los pequeños establecimientos de la ciudad, ella considera el reparto de comida casa por casa como un «complemento» al servicio tradicional en barra o mesa. No obstante, considera que todavía hay cuestiones por pulir: «Hay algunas plataformas que todavía deben regularizar a sus trabajadores (a sus riders), por eso nosotros elegimos Just Eat, donde los repartidos están dados de alta en la Seguridad Social; es una cuestión ética».

Como propietaria de La Bernarda, Lola Sánchez es asociada de Hostemur, la Federación Regional de Empresarios de Hostelería y Turismo, que, tras decretarse el cierre de los bares y restaurantes, comenzó a sugerir entre sus miembros la posibilidad de sumarse a esta tendencia «para mantener la economía local y a algún trabajador dado de alta, además de para colaborar de algún modo a no asfixiar tanto al sector de la alimentación». Son palabras de José María Rubiales, gerente de El Parlamento Andaluz, en la Plaza de Romea, que aunque ya trabajaba con Glovo en el reparto de comida fría, acaba de incluir su renovada oferta (ahora, también, con platos calientes) en Just Eat y Uber Eats. «Hasta hace bien poco era una cosa residual [ el servicio a domicilio], pero con esto del coronavirus se ha convertido en nuestra tabla de salvación», sentencia.

Y, según dice, la cosa no va mal. «La lluvia de estos días no ha ayudado -a la gente le da reparo pedir-, pero el domingo, por ejemplo, que hizo sol, lo notamos bastante», confiesa Rubiales, que estos días cuenta con dos personas en el local: una en cocina y el otro en la barra, sin contacto, y con las máximas medidas de protección y seguridad alimentaria; de hecho, apenas tenemos una ventana abierta para entregar la comidas al repartidor. Hay que adaptarse al contexto», asegura el propietario del establecimiento, que también ha cambiado su carta, «ya que esto, pinta, va para largo». «No creo que esto vaya a volver a ser igual, de golpe y porrazo, el día de la apertura. Llevará su tiempo. Por eso nosotros vamos a mantener el reparto. Es más, queremos estar presentes próximamente en las cuatro plataformas», asegura el empresario.