«Todas las residencias son sospechosas, entre comillas, y vamos a intervenir en todas», aseguró ayer el consejero Manuel Villegas. Así, Salud podrá actuar en los centros en los que haya casos positivos de coronavirus o se sospeche, así como también podrá asumir su dirección, reubicar residentes, aislar pacientes, seleccionar y disponer de personal del área de Salud, que podrá mover en función de las necesidades, según explicó.

La cifra de fallecidos por coronavirus en residencias de mayores en la Región de Murcia se eleva ya a quince: ocho en Caser (Santo Ángel), cuatro en Sergesa (Santomera) y tres en Orpea (Cartagena). Además, como indicó Villegas, hay alrededor de 100 residentes con síntomas, otros diez se encuentran en estudio y seguimiento estrecho y 42 trabajadores han resultado contagiados.

Desde Salud, aseguraron que se están reforzando los servicios de prevención y limpieza en dichos centros, para proteger tanto a los usuarios como a los trabajadores.

El IMAS deja irse a los ancianos

El Instituto Murciano de Acción Social (IMAS) permite marcharse, desde el pasado viernes, a los usuarios tanto de las residencias de mayores como de los centros para personas con discapacidad de la Región. Tras la demanda de muchas familias de llevarse consigo a sus seres queridos, el IMAS abrió esta vía, aunque solo está permitida la salida de aquellas personas «que se encuentren asintomáticos y sin sospecha de posible contagio», aunque no podrán regresar mientras se mantenga el estado de alerta sanitaria.

Del mismo modo, es la familia la que asume la responsabilidad de los cuidados y de disponer de una habitación individual donde realizar el aislamiento. Ya que desde Salud recuerdan que «toda persona que sale de una residencia tiene que estar en cuarentena y cumplirlo». Además, aclaran que ante cualquier síntoma que presente el residente se ha de contactar con su médico.

Tras acordar y programarse la salida del usuario, el personal del centro desinfectará su equipaje y lo dejará junto a la puerta de salida de la residencia, «para que ya no haya que acceder a la habitación bajo ningún pretexto».

El IMAS añade que «a los familiares se les proporcionarán guantes para manipular la silla de ruedas si fuera necesaria en el momento en que se entrega al residente». Ante esto, varias personas que se han llevado a familiares de la residencia Caser niegan que se les proporcionara ningún material de protección a ellos ni a los ancianos a su salida.

Continúa la polémica en Caser

Sanitarios de hospitales de Murcia denuncian que continúa la llegada «caótica» a sus centros de ancianos provenientes de la residencia Caser. «Ya no es que no lleguen de forma escalonada para que podamos atenderlos mejor y en condiciones seguras, sino que llegan sin historial clínico. Con suerte llevan una hoja con antecedentes y alergias», lamenta un médico que prefiere no dar su nombre. «Los dejan como si fueran repartidores de Seur entregando un paquete. A veces no llegan al hospital al que sus familias creen que los han trasladado», critica. «Hemos tenido casos de ancianos con demencia que no saben ni su nombre y de los que no sabemos nada más y nadie responde ante esto, no hay coordinación», sostiene el sanitario.

«La comunicación entre las familias y el centro Caser es complicada, hay mucha opacidad», explica Noemí Galiana, la mujer que denunció a la residencia ante el Juzgado de Guardia. «Por suerte, desde que llegaron responsables de Caser de Madrid ha mejorado algo la comunicación y al menos ya responden las llamadas». «No tengo queja de los trabajadores, el problema son los directivos de la residencia, que ha permitido el contagio masivo».