Catorce detenidos y 3.002 infracciones administrativas entre el 15 y el 24 de marzo en la Región es el balance de actuaciones de Guardia Civil y Policía Nacional, en colaboración con las policías locales, por saltarse a la torera el confinamiento impuesto por culpa del coronavirus.

El estado de alarma prohíbe los movimientos y desplazamientos, salvo en las excepciones contempladas en el artículo 7 del propio Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo, recuerda la Delegación del Gobierno en una nota.

"La actitud de los ciudadanos está siendo, en general, solidaria y ejemplar, pero, si tras las campañas iniciales de información y de pedagogía realizada desde las instituciones y por los propios agentes a pie de calle no se atiende a las indicaciones de las autoridades, es inevitable aplicar las sanciones correspondientes a quienes puedan comprometer este esfuerzo colectivo y poner en riesgo la salud de todos los que día a día están jugándose la vida por los demás", ha indicado el delegado del Gobierno.

José Vélez ha agradecido el enorme esfuerzo que están realizando los agentes de Guardia Civil, Policía Nacional y los de todas las policías locales de la Región de Murcia y su excelente coordinación para cumplir con las restricciones y limitaciones establecidas.

De bares en El Palmar

Ocurría sobre las tres de la madrugada, en El Palmar y eran los vecinos los que daban la voz de alarma: había un bar abierto y estaba entrando gente. Ciudadanos que sí cumplían con el confinamiento en casa al que obliga la situación, por la pandemia de coronavirus, avisaron a la Policía. Al lugar se movilizaron agentes del Grupo de Atención al Ciudadano (GAC) de la Policía Nacional, que descubrieron lo que pasaba en la cafetería: los clientes llamaban a la puerta de emergencias y desde dentro de les abría, explican fuentes cercanas al caso.

Así las cosas, cuando los policías accedieron al interior del local encontraron a seis clientes, junto al dueño del establecimiento. Este hombre manifestó, al ser preguntado por la razón de lo que estaba haciendo, con el confinamiento impuesto, que creía que «no era tan importante» el estado de alarma. En cuanto a los seis clientes, se encontraban bebiendo en el bar, como una noche normal.

La Policía levantó seis actas de denuncia a estos parroquianos y una más al dueño. Ninguna de estas personas fue arrestada. El dueño se enfrenta a una multa de entre 60.000 a 600.000 euros. Los clientes, de 600 hasta 30.000 euros.