Teresa Vicente es profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Murcia y desde su época estudiantil se ha sentido atraída por la legislación medio ambiental. De hecho eligió esta temática para su tesis doctoral en 1992. En 1995 publicó con el catedrático de Ecología Luis Ramírez Díaz el libro Justicia y Ecología: Presupuestos científicos para el desarrollo de una justicia ecológica, y más recientemente, Justicia Ecológica en la Era del Antropoceno. Su perfil docente e investigador es 'Teoría de la Justicia y Derechos Humanos'. En esta área ha investigado sobre cinco líneas: derechos de la infancia, feminismo jurídico, justicia social y derechos sociales, justicia ecológica, y los nuevos paradigmas de la justicia penal internacional.

Usted ha manifestado en otras ocasiones que los grandes problemas ambientales a los que se enfrenta el mundo, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación o la contaminación de las aguas, la atmósfera y el suelo tienen su causa en la conducta humana. ¿Está la sociedad actual preparada para dar un giro de 180º y cambiar lo hecho hasta ahora?

La sociedad occidental que domina el mundo creo que no está preparada para la distribución de los recursos y el decrecimiento y, en definitiva, para respetar los límites del ecosistema que han sido sobrepasados con el actual modelo de desarrollo. Sin embargo, la mujeres, que somos la mitad de la humanidad, estamos reconocidas como 'agentes de cambio' tanto en los informes de las Naciones Unidas como de la Unión Europea sobre la crisis climática y ecológica actual; este dato habría que tenerlo en cuenta como una posibilidad de dar el giro de 180º que necesitamos para enfrentar el cambio climático. También los pueblos indígenas están preparados para mostrar este giro para la supervivencia.

¿Tenemos tiempo para actuar o ya estamos en el tiempo de descuento?

Estamos en tiempo de descuento, la cifra que se ha manejado en la última Cumbre del Clima celebrada en Madrid el pasado mes de diciembre ha sido la de diez años. De seguir en el actual rumbo, en una década será muy difícil vivir en el trópico, donde vive la mayor parte de la humanidad, por el grado de humedad que será insoportable para el ser humano.

¿Qué papel puede o debe desempeñar la Universidad? ¿Qué importancia le da a proyectos como los ODS de la UMU

La Universidad, como centro de debate crítico, estudio, análisis, divulgación y concienciación, debe desempeñar un papel de liderazgo a la hora de impulsar la transición hacia un modelo sostenible social y ecológico. Proyectos como los de ODSesiones de la UMU son muy válidos y necesarios, porque unen el saber de las diferentes áreas de conocimiento hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que son la Carta de Navegación de la Humanidad para avanzar a favor de la Naturaleza y alcanzar un mundo seguro y habitable para nosotros y las futuras generaciones.

Usted ha participado en la reciente conferencia por el clima de Madrid COP25. ¿Qué mensaje llevó y qué destacaría del resultado?, porque hay sectores que consideran que los avances no fueron los deseables, que se quedó corta.

He participado en la 25ª Cumbre de las Naciones Unidas celebrada en Madrid, la primera semana con el grupo lnternational Network for Sustainable Energy (Red internacional por la energía sostenible) y la segunda semana con GenderCC - Women for Climate Justice, la organización mundial de mujeres por la justicia climática que forman parte de la Convención de Cambio Climático. Mi mensaje, como investigadora y delegada de la Universidad de Murcia para este evento fue la defensa de la justicia ecológica y los derechos de la naturaleza. Las conclusiones finales no significaron ningún avance respecto a las cumbres anteriores ni sobre el rumbo de nuestro modelo de crecimiento y explotación sin límites de los recursos de un planeta gravemente enfermo. Todo se dejó para la próxima Cumbre en Glasgow (COP26).

¿Y lo más positivo?

Tanto en la COP como en la Cumbre Social que se celebró en la Universidad Complutense, se puso de manifiesto que otro modelo de desarrollo y cuidado de nuestro planeta era posible. El protagonismo de los pueblos indígenas, de las mujeres y de la defensa de los derechos de la naturaleza ha significado una gran esperanza en que podemos hacer las cosas de otra manera. Aunque hay poco tiempo, hay una fuerte conciencia mundial del deterioro social y ecológico que estamos viviendo, que está ganando el genocidio y del ecocidio, y que debemos unirnos en defensa de la vida.

¿Es justo pedir a los países en vías de desarrollo que lo frenen porque el resto nos hemos pasado?

No es justo que países o continentes enteros como África, que no han participado en ninguna de las revoluciones industriales, sean los grandes sufridores de los países desarrollados contaminantes, pero la solución no es que ellos también contaminen, sino que los países más desarrollados dejen de explotar los recursos de los menos desarrollados, que le compensen su deuda financiera por la deuda ecológica contraída con ellos, y que se inviertan en desarrollo sostenible sin que sea una nueva forma de colonialismo.

¿Se puede hablar de justicia ecológica?¿Cómo se persigue?

Se debe hablar de justicia ecológica porque es el modelo de justicia que corresponde al siglo XXI. Al siglo XIX correspondió el modelo de justicia liberal, al siglo XX el modelo de justicia social. Porque la idea de justicia es la de dar a cada cual lo suyo, a los seres humanos y a la naturaleza, lo que les corresponde para su desarrollo efectivo, en base a su propio ser o estructura interna. La justicia ecológica persigue ese reconocimiento, garantizando a los humanos derechos básicos y a las entidades naturales o ecosistemas derechos de la naturaleza.

El hecho de que gigantes contaminantes como Estados Unidos o China estén poniéndose de lado ante la emergencia climática nos hace temer aún más por el futuro del planeta. ¿O no tanto si el resto de los países se ponen manos a la obra?

El hecho de que gigantes como Estados Unidos, China o Rusia, estén aprovechando el deshielo del Ártico para abrir nuevas rutas comerciales, para la explotación de energía fósil como petróleo y gas, para la extracción de uranio y para armamento nuclear es inaceptable. También en África, que, debido a su riqueza en recursos y fuentes de energía renovables, podría ser el ejemplo de la transición ecológica. Estos gigantes continúan con la explotación de petróleo, gas, y minas de uranio y minerales que necesitan para su desarrollo tecnológico.

¿Es un sueño, una quimera, lograr una legislación internacional única y obligatoria para todos los países en materia de medio ambiente

Esa legislación internacional existe desde 1992, y un ejemplo es la Convención sobre Cambio Climático. Está claro que el Acuerdo de París ha sido un fracaso. Desde 2015 los datos sobre calentamiento de la atmósfera, la pérdida de biodiversidad, y el servicio de los ecosistemas van a peor. Esto debe ser un indicador de que hay que fortalecer la obligatoriedad y la efectividad de los acuerdos y la legislación internacional en materia social y ecológica, y darle prioridad sobre cualquier acuerdo comercial, mercantil, nuclear o de armamento, que sí gozan de vinculatoriedad y efectividad.

¿Qué importancia o valor le da a que en el nuevo Gobierno haya una vicepresidencia para la transición ecológica?

Creo que tiene una gran importancia que Teresa Ribera lidere una vicepresidencia para la transición ecológica y es un gran paso el que haya declarado recientemente la emergencia climática. Este verano lo hizo el parlamento de Londres, después Viena, más tarde la Unión Europea, y ahora España. Es un gran paso para la acción urgente que necesitamos. Creo que tener una vicepresidenta de transición ecológica es un impulso y un manifiesto de compromiso con la realización de la Justicia climática y la Justicia ecológica.

¿Y qué valor le da a figuras mediáticas, ya icónicas, como la joven Greta Thunberg?

Greta Thunberg ha logrado despertar a una gran parte de la juventud del mundo y concienciarla sobre la emergencia climática y ecológica de nuestro planeta. Ha puesto en marcha una importante Acción climática, 'Los viernes por el clima', que une a gran parte de la humanidad en la lucha frente al cambio climático. Esto es algo de gran trascendencia, y hay que valorar lo que esta joven ha logrado, porque necesitamos una acción ecológica global.

Si tuviera que poner una nota a las actuaciones del Gobierno regional al enfrentarse a los problemas medioambientales de la Región, ¿cuál sería?

Un cuatro, es decir, que no aprobaría, ya que, aunque hay legislación europea y nacional de gran calado, la aplicación y el compromiso con los objetivos en la Región son deficientes.