Los murcianos consideran que mantienen unos hábitos de alimentación saludables, a pesar de que en la Región está aumentado el consumo de platos preparados y de bollería. Más de la mitad de los consumidores no presta atención a las fechas de caducidad de los alimentos y un 68% desconoce la diferencia entre la caducidad y el periodo de consumo preferente marcado en los envases. Estas son algunas de las conclusiones del Informe sobre hábitos de consumo 2018 presentado ayer en Murcia.

El estudio, que ha sido realizado por Thader Consumo, Mercadona y las organizaciones que integran la Mesa de Participación de Asociaciones de Consumidores, alerta de que el 57% de los encuestados no identifica la fecha de caducidad con el aviso de que un producto «deja de ser seguro y no debe ser consumido».

En la encuesta han participado unos 3.100 consumidores en toda España, 141 de los cuales corresponden a la Región, que han sido entrevistados en su domicilio. La Mesa de la Participación es un grupo de trabajo formado por las federaciones de consumidores y usuarios CECU, FUCI, UNAE y CAUCE, que en 2015 elaboró el estudio denominado El nuevo perfil del consumidor.

La presidenta de Thader Consumo, Juana Pérez, destacó que «solo uno de cada tres consumidores conoce la diferencia entre las fechas de caducidad y de consumo responsable» y mostró su preocupación ante la despreocupación que existe en la Región por seguir unas pautas de seguridad. Alertó de que en los últimos cuatro años el porcentaje de personas que se desentienden de las etiquetas ha subido seis puntos hasta alcanzar el 57%. «Esto nos alarma, porque supone ir hacia atrás», manifestó, dado que solo uno de cada tres murcianos sigue las indicaciones reflejadas en el envase de los productos que consume.

La responsable nacional de Consumidores de Mercadona, Clara Medina, precisó que la fecha de consumo preferente indica el plazo «en el que un producto mantiene sus cualidades organolépticas y propiedades como el aroma o el sabor», que hacen que resulte más apetecible, aunque su consumo no entrañe ningún riesgo cuando esas características resultan menos perceptibles.

Por el contrario, dejó claro que la fecha de caducidad marca claramente la línea roja a partir de la cual no debe ser consumido un producto.

El 90% de los consultados reconoce que ha cambiado sus hábitos de compra y trata de evitar el desperdicio de alimentos, recurriendo, por ejemplo, a la reutilización.

La mayoría prefiere comprar productos frescos, una proporción que llega al 96% en el caso de la carne y al 80% en el pescado.

Los murcianos optan por comprar al peso en lugar de recurrir a los envasados, aunque se decantan por la bandeja por falta de tiempo. Sin embargo, se quejan de que el volumen no siempre responde a sus necesidades.

Aunque la mayoría considera que mantiene unos hábitos de alimentación saludables, según apuntó Juana Pérez, ha aumentado el consumo de platos preparados y de bollería. «Nos llama la atención como asociación de consumidores que vaya en aumento el consumo de este tipo de productos, mientras que consideramos que llevamos una alimentación sana», indicó.

Solo el 8% admite que no cuida su alimentación, mientras que un 18% no contesta. Juan Pérez resaltó que dos de cada tres encuestados se queja de que las etiquetas resultan «poco visibles, confusas o están escritas con una terminología ininteligible y demasiado técnica». El 75% pide que la letra de la etiqueta sea más grande y un 54% considera que el contenido debería ser más sencillo.

El comprador se fija ante todo en la composición del producto (44%) y en las recomendaciones para la preparación y conservación, en las advertencias de intolerancias (34%) y en el lugar de origen (32%). Sin embargo, considera poco relevante que los productos lleven la marca del establecimiento o del fabricante.

El estudio muestra que los consumidores tienen un gran desconocimiento sobre los términos científicos relacionados con la nutrición. Definiciones como las de «productos transgénicos, comercio justo y huella ecológica» solo son conocidas por el 50% de los encuestados, lo que lleva a las organizaciones de consumidores a plantear «la falta de información y de formación». No obstante, el 48% desconfía de los productos que han sido sometidos a técnicas de ingeniería genética.

La encuesta revela que el supermercado es el establecimiento preferido por los murcianos para hacer la compra (55%), seguido del pequeño comercio y las tiendas especializadas. Las bebidas y los productos de droguería se compran en los hipermercados, mientras que los mercados municipales y las plazas de abastos siguen siendo «la asignatura pendiente», según apuntó la presidenta de Thader, «a pesar del esfuerzo de los ayuntamientos».

Normalmente se enteran de las ofertas en el propio establecimiento en el que compran, aunque poco a poco también van recibiendo información a través del teléfono móvil y del correo electrónico.